miércoles, 27 de mayo de 2015

ESCUCHA LA MÚSICA DEL ALMA .


  Enraízate en el presente, como el sereno y quieto árbol, sabedor de que el lugar que ocupas es perfecto y deja de buscar otro sitio imaginariamente juzgado mejor. No sigas el discurso mental que te proyecta hacia el futuro desde un nebuloso y esquivo pasado. No conceptualices. No te preocupes por nada, ni siquiera te entusiasmes o ilusiones con ninguna expectativa por llegar. Acepta todas las posibilidades e ignóralas en favor de la paz de espíritu, porque, al fin y al cabo, los aplausos y los méritos terminan siendo igual de dolorosos que los abucheos y desprecios. Buscar la gloria en el mundo trae siempre aflicción. Sencillamente, mantente feliz ahora, aquí. Aquel que nada desea vive presente. Quédate sosegado, suceda lo que suceda, y experimenta agradecido como el tiempo, y sus interminables ciclos, ya no te atrapa... Las formas y sus cambiantes configuraciones ya no tienen para ti importancia relevante... El espacio ya no te limita... sólo atiendes a lo esencial. Escuchas la música del alma, su hermosa melodía, y danzas a su son, alegre, liviano, inspirado, anchuroso... rebosante de Dios.

   Deja que la inmediatez florezca en ti y te ofrezca su dulce fruto, bello, sutil, infinito, profundo y expansivo a la vez, pleno de sorprendentes matices, gozoso e inexplicablemente insondable, palpitando en tu entraña como una sublime música y saborea la divina eternidad que te regala, generosamente.

 Experimenta como una vez saboreado el fruto de Dios -no el de la carne y su desmedido ansia de mundanal diferencia- esa inefable música prende rauda en tu corazón quemando toda aparente malicia y dolor, toda angustia e incertidumbre, toda ira o vergüenza, todo deseo y toda queja. Tu esencia una es ahora una hoguera crepitante, sin principio ni final. Un fuego enamorado pleno de Dios que, en sus llamas sagradas, consume -sin dilación posible- cualquier aparente impureza que imaginases tener, para mostrarte tu indisoluble unión con Él en el constante Amor eterno que te profesa y que tú también le profesas... Eres luz. Lo impío se desvanece en su propia evanescencia sin dejar ni rastro, pues no soporta la ardiente mirada de lo veraz. Siempre has sido inocente... siempre has sido puro... siempre has sido belleza inmaculada y santidad... siempre has sido música excelsa y nunca ruido. La melodía olvidada es recordada, ahora, en la luz del Amor. Al fin, vuelves a reír de corazón, palpitando libre en bendiciones, sin término... estás totalmente presente en el presente y tu espíritu inmortal, en su pureza original -nunca perdida, salvo en imaginaciones estériles-, extiende la música que Dios Mismo comparte contigo.

   ¡Aleluya!

KHAAM-EL




Extiéndete hasta el infinito... Sólo la música, toda la música.

2 comentarios:

  1. Todo el escrito que compartes desde la Abundancia de la Belleza, lo he recibido cómo una sublime canción que rozándome el alma , me comunicaba Paz y Bendición.
    Graciaaaas! :-D

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    1. Gracias a ti por la paz, la dicha y la luz, de compartir y extender la música del alma

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