viernes, 29 de mayo de 2015

QUÉDATE EN DIOS


   Así como pienses, así será tu sentir; y según sea tu sentir colorearás todo con su tonalidad particular. Si estás triste todo te parecerá gris como los densos nubarrones que presagian tormenta, si te encuentras iracundo todo se tornará rojo como un descontrolado incendio, si en otro momento te sientes saludable todo será visto como si fuera verde pradera, si interpretas que te quieren todo se pintará de rosa pastel y así un largo etcetera de pensamientos, sentires e interpretaciones.

   ¡Ojo! Porque, si decides desde tus sentires cosecharás inevitablemente las consecuencias de su tonalidad de pensamiento, ya que los pensamientos son completos en sí  mismos y cualquier decisión traerá su resultado -como las borrascas traen lluvia y los anticiclones, días despejados-. ¡Ojo! Porque, si sigues en esa dinámica quedarás condicionado a repetir la montaña rusa de los pensamientos y sentires desbocados, una y otra vez. ¡Ojo! Te digo, estate atento, muy, muy atento, porque el que pide recibe y, si uno es coherente, se dará cuenta de aquello que pide por lo que está recibiendo... Pide sólo la Verdad (el único Bien) y ya es tuya... pero, pídela por encima de todo, incluido tú mismo... y Su certeza, de que la vida es del espíritu y no del mundo, te acompañará siempre; llenando tus días aquí de profunda paz e íntima alegría, disolviendo sueños vanos y deslumbrantes ficciones entendidas como ciertas. 

    ¡Ojo! repito, porque, si te consideras un cuerpo esta idea se cristalizará en tu mente como un prisma de cristal que filtra la luz y la distorsiona; entonces, los pensamientos puros que te unen a la Verdad -Dios infinito y Su Amor eterno- serán dispersados por tus juicios particulares acerca de ti con respecto al mundo y sentirás miedo, y desde él, colorearás tu entorno con un arco iris de posibilidades, todas ellas equivocadas, todas ellas finalmente dolorosas y generadoras de culpa, incluidas las que a bote pronto te parecen muy sugerentes.

   Cuestiona tus cuestiones. No creas a tus creencias. No sigas tu inercia de pensamiento o serás esclavo de esa rutina irreflexiva. No busques en tu propia búsqueda porque, como ya nos dijo San Pablo: "Buscando el bien que quiero, hallo el mal que no quiero". Detente en el corazón del corazón, en la esencia del instante presente. No te quedes con tus propios pensamientos. Entrégate a Dios incondicionalmente, y, aceptando la convulsa intensidad del deshacimiento de tus defensas conceptuales, desdeña todos tus particulares sentires para así no seguir más al pensamiento que les da cohesión; simplemente no hagas nada, pide la paz de espíritu, quédate en esa paz... todo te irá bien en la luz del ahora. Dios Mismo te tomará y te inundará en la blanca y pura luz que compartes con Él y con toda Su creación... ángel de Dios, óyele decirte que nunca has sido ese cuerpo que imaginas y con el que te identificas, quédate con Él, sólo con Él; todo tú, con tú Dios de Amor y completud, de inocencia y santidad. Experimenta la certeza de la plenitud, la vivencia esplendorosa de la eternidad y su júbilo inagotable, la comunión del espíritu y su gloria inefable.

   Al despertar de un sueño, uno se da cuenta que soñar un sueño no tiene consecuencias reales y que todas las situaciones, pensamientos y sensaciones, no tuvieron significado... pero mientras confundas el sueño y su frenesí con la realidad (creer en tu identidad corporal como cierta) experimentas sus devastadores efectos. 

   ¡Despierta! Permite que todos tus pensamientos personales, y sus correspondientes sentires, sean disueltos, en el mismísimo centro de ese prisma corporal que imaginas ser, y sólo quede la luz... toda la luz santa del Amor de Dios y Su Perfección infinita... Quédate en Dios, la Verdad y la Vida, el único Bien que no es ilusión, y confía. Amén.

KHAAM-EL



No te agarres a tus sueños y quédate en Dios.
   

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