viernes, 29 de julio de 2016

AHONDA... NO DUDES DE LA PLENITUD * *

   Todos los abatimientos y todas las euforias, todas las cosas que se atesoran y todos los pensamientos que se apropian, todas las angustias y soledades, todas las dudas e imposiciones, todas las compañías y recelos, todas las seguridades y miedos, todos los proyectos y todos los sueños (cumplidos o no) acaban diluyéndose para siempre. No te sigas atando a los recuerdos difusos de un yo confuso. Vive ligero, sin apegos ni tampoco aprensiones, siendo tránsito consciente, libre de personalismos y rígidas etiquetas... Al igual que todos los ríos fluyen hacia el mar y en él desembocan para ser indistintos de su naturaleza, todas las circunstancias cambiantes de la vida se dirigen a la eternidad, donde se desvanecen para en plenitud ser no dos con ella.

    No dividas ni te dividas, o sufrirás. Revolucionar la forma para obtener un resultado determinado nunca cambia nada realmente; ya que la revolución debe ser en consciencia, desdeñando, sin ambages, los guerreros tambores del apego a las razones personales. Creer para después descreer y de nuevo volver a creer, en repetitivo ciclo, es un absurdo juego macabro. Ahonda en lo sustancial y abandona los juegos absurdos del ego. Suelta todas las expectativas puestas en planes de particular índole y ejerce tu derecho de ser feliz ahora, aquí... esto es la eternidad... aquello era el tiempo. Fluye. Confía. Ama. No le des más vueltas, deja de vacilar, no combatas más contra tus fantasmas proyectados ahí afuera; es en lo nucleico, en la intimidad de tu mente, donde hallas la paz. Adéntrate en lo más hondo de la consciencia con plena consciencia... sé consciente de verás, y rompe para siempre las cadenas que te apresan tras tus pensamientos de dolor. ¡Despierta! Siempre has tenido la llave de la libertad, no la has perdido en el tiempo; sencillamente, crees haberlo olvidado... ¡Recuerda! Nunca es tarde... en el tiempo siempre estás a tiempo. Recuerda, recuerda... es antes del sufrimiento y el deseo, antes de ti como alguien temeroso. No necesitas más que confiar y emprender el viaje, sí o sí, hasta el final. No te cuesta nada... es en consciencia, ¿recuerdas? Medita. Comprende que no hay tiempos mejores ni peores, sino una corriente que va hacia el mar inconmensurable de la plenitud del Ser. Todo lo transitorio es del río... sigue hasta el final... no fabriques presas con las que tratar de impedir tu desembocadura al mar, a lo universal y puro que trasciende al río, y al mismo mar, en lo Inefable... no te detengas por unas cuantas memorias de egoica pretensión, y, de súbito, la Infinitud y la Vida, la Bienaventuranza y el Amor... no hay palabras suficientes para comunicarlo... Luz... Comunión... Espíritu... Ser... Plenitud.

KHAAM-EL



No vaciles, ahonda... 
Y fúndete en la Vida Una del Espíritu.





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