viernes, 16 de septiembre de 2016

RETORNEMOS JUNTOS AL CIELO *

   Vagar perdido por rumbos extraños a la natural condición del alma atormenta y pena en lo más íntimo de uno, por mucho que se intente excusar con razonamientos huecos y sin ningún sentido pasando por conveniencias imperiosas. Soñar realidades no las convierte en tales. Los sueños, sueños son. ¡Hermano/a mío/a en la salvación! ¡Espabila! Permite que el poder de la pureza abra por completo tu corazón, para que puedas acoger al universo todo en tu seno. Las Puertas del Cielo están siempre abiertas para quienes se dirigen humildemente a ellas... sal del nefasto sopor que inducen los personales deseos proyectando sus sombras sobre todas las relaciones que especializa y clasifica en un catálogo de intereses egoístas a cumplimentar. ¡Maestro/a de Dios! Comprende, enseña y aprende totalmente que cualquier deseo, por su personal exigencia, sólo acarrea, en última y dolorosa instancia, temores y culpas. Nada hay en el mundo que pueda convenirte realmente. Frena tu infeliz búsqueda de felicidad; detén tu acumulación de cosas que han de perderse de un modo u otro; aclara tu oscura interpretación de lo absurdo, no dándole significado; y desengáñate de los engaños con los que te fascinas por un tiempo para pasar a otros, y después otros, y otros, hasta fatigarte de los mismos descansos. ¿No está ya harto de estar harto? Si así es, no te retrases más yendo en pos de insensateces pasajeras y superficiales; vuelve a antes de cualquier antes y ve a después de cualquier después, y estarás realmente ahora, aquí, unido al Amor de Dios, siendo uno en/con Él y con tu prójimo. 

   Aquieta la agitación de proyectar o rememorar, sólo trae desconfianza y culpa. Quédate en la inocencia del presente desnudo de aditamentos personales. Contempla tu mente antes de los pensamientos egoicos y experimenta, de nuevo, como será después de ellos... algo, en verdad, inefable e incomunicable en este mundo limitado y limitante. Sé Lo que Ahora Eres, y olvida cualquier posible llegar, o dejar, de ser... no es más que un ensueño transitorio e insustancial. Retornemos juntos al Cielo. ¿Por qué no ya mismo? No hay excusas que valgan; con auténtica fe, ciertamente, nada ni nadie nos lo impide... Contempla, bendito Hijo/a de Dios, el mundo por un instante, confiado y en paz, totalmente liberado del yugo de tus memorias personales, y comparte con todo aquel que voluntariamente así lo decida volver juntos a la Casa del Señor, a nuestro bienaventurado Hogar en el Cielo, a nuestro único Ser compartido en comunión de Espíritu... al Amor y la Verdad, a la Vida Eterna en plenitud. Y serás feliz, muy feliz, de retornar conjuntamente con tu igual en esencia y pureza a la gloria infinita de Dios... seguros, en calma... con convicción, gratitud y devoción.

KHAAM-EL




Ahora, es siempre el momento, el instante pleno de volver a la eternidad.
¡Vamos a la Casa del Señor! Juntos, sin demora, jubilosos, henchidos de fe...
vacíos de lo personal... llenos, por tanto, de lo universal.
Sin ansias ni temores; libres, en paz, y rebosantes de verdadero Amor.

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