viernes, 9 de septiembre de 2016

SER PLENAMENTE FELIZ AHORA ES PARA SIEMPRE +

   "La verdadera salvación del hombre consistía en ser feliz aquí en la tierra, ahora. Haberlo sido o intentar serlo implicaba conceptos de pasado y futuro que no llevaban a la felicidad presente. No había bienestar después de la muerte, como tampoco lo había antes de nacer,
   Pero ¿cómo ser feliz a pesar de las adversidades? Jesús no había dejado de serlo hasta el último instante de su muerte y eso solo era posible desde la consciencia; desde la voluntad de ser feliz conscientemente. Es decir, desde la bondad. Era necesario ser una persona buena. Sentir y actuar proactivamente bajo preceptos de bondad, todos los días, cada instante presente. Controlar el instinto inconsciente. Aquella era la salvación de cada hombre y también la salvación de los pueblos.
   En realidad, la verdadera salvación no tenía nada que ver con cultos religiosos que nublaban los sentidos, ni con templos establecidos como medicina para un alma que no necesitaba curarse, ni venía condicionada por lo que habías hecho en el pasado, ni por lo bueno o malo que pudiera ocurrirte cuando tus pulmones se vaciaran por última vez. La verdadera salvación, la felicidad del hombre en cada uno de los momentos de la vida, tenía una única herramienta: la bondad. es más, la bondad proactiva: ser el primero en amar antes de que te amen a ti; dar, no pedir, para recibir. Servio lo había sentido así toda la vida, pero ahora era consciente de ello."
Xavier Maymó - 'El Siervo'

* * * * *

   Lo mollar del mensaje de salvación es refulgir en la felicidad siempre presente en el corazón abierto a la hermandad y la fe, no teniendo miedo de que no te comprendan, te desairen, o incluso te afrenten, sin protegerlo ni esconderlo, aunque quieran partírtelo en miles de pedazos; sencillamente amando de verdad se encuentra auténtico significado a la vida, un significado esencial, gratificante y puro, intemporal e ilimitado. Sí, ama a todos por igual, deseando para todos ellos, conscientemente, en unicidad de propósito, la plenitud y la paz de espíritu. Cuando es el corazón, sin temores ni tibiezas, el que decide en lugar de seguir estrategias y cábalas mentales, el Amor resplandece, allanado con Su fortaleza cualquier camino de vida por escarpado y fatigoso que parezca éste. Sí, es un vivir esperanzado, desprendido, fraternal, solícito, honesto; confiando en el perfecto Amor de Dios que en nuestro interior y en el interior de todos (pura Divina Unicidad) mora, haciéndonos uno en Él, haciéndonos uno con la vida... no te retraigas con dudas que te atormentan... actúa consciente y feliz en el instante presente, desde el instante presente, y para el instante presente; compartiéndolo todo con el prójimo, incluso a pesar de las circunstancias hostiles de un mundo temeroso y avariento, con entusiasmo, humildad y dedicación... sin duda, hallarás lo inefable sin alejarte ni un milímetro de eso que en esencia eres, espíritu, exactamente aquí, precisamente ahora. Lo pasado, pasó; no es. Lo que ha de venir, no está; luego tampoco es. De simple, las más de las veces, se obvia... es un mantenerse contento de vivir presente y comunicarlo, irradiarlo, extenderlo, sin prisa pero sin pausa, con paciencia indesctructible, con confianza inalterable, con constancia libremente asumida.

   La alegría de ser, vivida con consciencia, despliega la bondad innata que el Amor posee de manera fácil y natural. Ser plenamente feliz ahora es salvación para siempre y una invitación a que todos los que se creen separados por sus identidades personales comulguen en la unicidad de la Dicha que nos hace plenos en el Amor. Confía en la Providencia que todo lo facilita si no lo complicas interfiriendo con tus propios planes personales. No pierdas un tiempo precioso para Ser, cargando a nadie con lamentos, iras, vergüenzas y quejas. Incluye a todos en la Felicidad y el Amor, porque la alegría compartida con todos es una misma y única Felicidad, una misma y única salvación, una misma y única liberación... No titubees más con las inercias del ego, entrega tu vida a ese santo propósito de la comunión del Espíritu, vívelo con sencillez, y la santidad te librará de las ataduras de lo carnal y temporal junto a tu semejante, junto a tu hermano en Dios. Bendice aunque te maldigan, devuelve bondad al mal; todo va bien, no lo juzgues ni te impacientes, la luz cálida y reconfortante del sol deshace finalmente, sin esfuerzo, la neblina de la fría y oscura madrugada. No pongas tu fe en la poca fe... y la fe viva, la que brota del corazón y ama sin medida, te salvará del sueño de la muerte.

KHAAM-EL



Ama, 
ama plenamente a todos, 
serás feliz... 
verdaderamente feliz,
siempre aquí y ahora.





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