viernes, 2 de diciembre de 2016

NO TENGAS MIEDO DEL MIEDO Y ENCONTRARÁS EL AMOR *


   No tengas miedo a que el miedo venga o te acosará desde los más ocultos recovecos de tu mente. Deja que venga y míralo de frente... va a venir de lo más escondido de ti, porque él es tus defensas, tu cálculos y ataques, que dicen querer evitarte posibles caídas; te vas a aterrar, porque lo que crees que son tus bondades, tus méritos o puntos fuertes, sólo es engreimiento y disimulo, al igual que muchos supuestos puntos débiles trazan el camino a la libertad. Eso es lo que hace que ahondar en la verdadera meditación sea tan inusual. En realidad meditar no es para nada complicado, se trata, tan sólo, de observar con ecuanimidad y constancia la propia mente, y todo aquello que no sea paz, plenitud y dicha, dejarlo pasar como irrelevante.

   Pensar, por ejemplo, en lo siguiente: -es que debo ser bueno, porque si me amoldo a mi entorno más cercano seré considerado bueno y, al ser bueno, me querrán y, al quererme, conseguiré lo que deseo; más para tener éxito en semejante empeño debo hacer ésto y éso, y dejar de hacer aquello otro, y, finalmente, al fin de mis días, podré ir incluso al Cielo (si es que existe).  Esta manera de razonar, o cualquier otro plan de pareja estructura mental, nunca te traerá paz ni alegría, ni mucho menos la plenitud del Amor. Si meditas de veras, lo verás de inmediato. ¿Te ponen tenso estas líneas que acabas de leer? Si no te alteran, perfecto, sigue ahondando en la consciencia, disfruta del sosiego de ser ahora; más si te han agitado, alégrate de ver con claridad lo que quiere oscurecerlo todo, esa guerra interna provocada por el sistema de pensamiento personal. Contemplarlo y no entrar en su juego macabro es el fruto de la meditación.

   Sigamos, si gustas: lo contrario al Amor es el miedo, ¿tienes miedo? Si hay miedo uno no puede conocer desde esa actitud, al Amor. Se tiene que resquebrajar, agrietar, desmoronarse por entero, semejante sistema de pensamiento; puesto que todo lo que pienses del Amor desde el miedo, nunca será el Amor.

   Mira de frente al miedo para que te des cuenta de que no eres él. Imagínate que este es tu último día en este mundo, te quedan unos minutos, unas horas tal vez, pero, atención, no te lo sugiero como un mero ejercicio intelectual, te lo digo para que te metas totalmente en la piel de esa situación; insisto, te quedan, pues, unas horas como mucho, ¿tienes en realidad miedo del futuro o es más bien del pasado? Ahonda, medita... (concédete un momento de verdadero silencio)... y verás que es el pasado lo que más te inquieta, un pasado proyectándose hacia un futuro incierto. Ahora realicemos el ejercicio a la inversa, imagina que te quedan muchos, pero que muchos años por delante, y, la misma pregunta, ¿tienes miedo al futuro o al pasado? Indaga, profundiza... (date un espacio de contemplación)... comprobarás que también es miedo al pasado lo que te agita. Porque tanto la muerte inminente, como una enfermedad o mil posibles problemas a un supuesto largo plazo, únicamente pueden afectarte si previamente los has pensado en tu mente o los has percibido en otras situaciones anteriores, ya sea en ti o en otros. Luego, sólo contemplas el pasado cuando te mueves impelido por las memorias personales. El miedo es la angustiosa sensación de que tus sueños se rompan en mil pedazos... una pesadilla que te acompaña en el presente y que te impide verlo en toda su pureza, al tenerte distraído con sus truculentas historias pretéritas dando vueltas y más vueltas en tu mente. Por eso, nadie que le dé significado al miedo vive realmente en el Amor presente sino en un ayer que se repite en el futuro. Permite que el mundo te parta el corazón, deja que tus sueños se derrumben, pero, por favor, esto es esencial, sigue enamorado. Y vivirás milagros que sanarán tu temor y tu dolor, tu recelo y tu ansiedad. Cuando hay Amor, el pasado y el futuro se disipan para que el ahora brille en plenitud. Contempla con coraje y honestidad el desarrollo de tu vida, ¿no es cómo una gran roca que, según avanzas, se agranda y te aplasta cómo en el mito de Sísifo? Vas a cuestas con una montaña de ideas, con un pesadísimo fardo de creencias y suposiciones, de desconfianzas y tácticas; confía en el Amor y perdona el discurso proveniente del miedo, no le des más significado, abandona lo que tensa y agobia. ¿Recuerdas las palabras de Cristo? "Venid a a mí todos los que estéis cansados y agobiados, mi carga es ligera y mi yugo llevadero". Confía en el camino del Amor y el perdón, vive presente y lleno de fe... notarás como la enorme roca de ideas que el ego quiere que lleves se va resquebrajando, deshaciéndose a cada paso que das en dirección al presente, a la consciencia totalmente limpia de interpretaciones personales y juicios interesados, y, de súbito, la luz de la Verdad ilumina la vida desde el centro mismo de tu ser, en comunión con la Divina Unicidad... viviendo ahora, siempre ahora, aquí, sea cual fuere la circunstancia en que te encuentres, lleno de fe, de eternidad, de dicha y paz infinitas... despertando, de nuevo, al Amor.

KHAAM-EL




Mira el miedo del mundo, tu propio miedo, de frente...
tú no eres él... nadie es él.
Llora tus lágrimas, las lágrimas del mundo, 
cayendo en cascada sobre ti, sobre todos,
hasta que veas que no tienen significado en lo eterno.
La Vida Eterna es una madre amorosísima
que nos despierta dulcemente de nuestro sueño de soledad y muerte.
Vive, pues, sin miedo en medio de todo lo que acaba y encuentra el Amor.
Sabrás que lo que acaba realmente nunca empezó.
Mirarás a la tristeza con los ojos del perdón,
a la astucia le darás inocencia,
en el conflicto optarás por quedarte en paz 
y acompañarás a la soledad para que sepa que es una sensación imposible.
Cántale a la muerte una canción de despedida
y retorna a la eternidad.

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