jueves, 12 de enero de 2017

CUALQUIER RINCÓN DEL MUNDO ESTÁ ABIERTO AL CIELO +.


   Siéntate con tu hermano a mirar las estrellas y olvídate de todo el trajinar del mundo. Permanece próximo y convive para el bien de todos. Descansa en el presente amigablemente con la vida y reconócete pleno en ella. Madura en el viaje vital despertando del sopor al que el ego induce por su impaciencia, comprendiendo en profundidad que lo inmaduro amarga en lugar de deleitar. Haz las paces en tu interior y extiéndela a tu derredor sin rubor. No te escapes tras ilusiones personales que te perderían en una maraña de pensamientos/sentimientos confusos y desalentadores. Abandona el orgullo y la soberbia de querer tener razón a toda costa, y confluye con tu prójimo en un presente de perdón para reconocer la impecabilidad esencial del corazón.

  Comparte tu vida con alegría... sin trueques ni particulares expectativas. siendo peregrino y fraternal compañero de viaje para todo aquel que encuentres en tus días y noches en el mundo. Comparte certeza y jamás indecisión; perdón, mas nunca condena; paz de espíritu y no treguas que interludian guerras. Comparte el pan de vida... uniéndote con tu prójimo totalmente en el ahora sin prisas ni tardanzas. Retornemos sin excusas a la inocencia, con madurez e integridad. Vigilemos nuestras motivaciones y simplifiquémoslas hasta que sólo quede un estar totalmente presentes para quien esté con nosotros en este mismo instante. Abandonemos resueltamente el miedo, la vanidad, los deseos egoístas y tantas y tantas cosas innecesarias, nos dice con insistencia el sentido común, para que retornemos al Amor viviendo con confianza cada día de nuestras vidas.

   Escucha a tu alma, sólo a tu alma, y haz lo que dulce y claramente te sugiere... Descansando fraternalmente con tu prójimo durante la compartida jornada y abriéndole el corazón sin temor a que te lo rompa; sin ensalzamientos ni menoscabos; sin ánimo de lucro, protagonismo o afán de poder; en sincera y libre igualdad. Que lo esencial en tu relación sea llegar juntos, acompasados y felices al común destino... al re-Encuentro con Dios y Su Amor. Porque la vida consiste, simplemente, en dar todo el Amor que se tiene -que se es- para que los demás descubran todo el Amor que tienen -que son-, y, entonces, suceda el milagro de descubrir que todos somos uno en el Amor... un indistinto dar y recibir Amor, contemplando extasiados lo minúsculo de las historias del tiempo ante la majestuosa vastedad de la eternidad.
      
  Sentémonos juntos, aunque no nos conozcamos personalmente o vivamos a miles de kilómetros de distancia, a mirar las estrellas con un mismo propósito de universal bendición, de completo y honesto perdón. Cualquier rincón del mundo está abierto al Cielo y ahí, en ese sobrecogedor espacio infinito, nos infinitamos en paz. Dios no tiene preferidos; luego no hay distancia perceptiva, por insidiosa que parezca, que pueda separarnos del comunicante silencio amoroso de una comprensión libre de juicios, de una mirada limpia de sentencias. Nos vemos de verdad cuando no estamos cegados por los sueños de la carne y sus absurdos ciclos de arrogancia y dolor. Eres Amor. Soy Amor. Somos Amor...  Sorprendentemente entonces todo encaja, todo es perfecto, todo fluye a su más sublime y gozosa manifestación, pues somos lo Divino soñando la carne. ¡Despertemos juntos a la realidad indivisa! Somos hermanos, al ser Hijos de un Mismo y Único Dios, unidos en eterna y santa comunión.


KHAAM-EL




Miremos juntos a lo Alto. 
Dejemos atrás lo bajo y ruin, lo temeroso y engreído, lo egoico y doloroso...
Hay un Cielo plagado de estrellas que nos espera 
y cualquier rincón del mundo es bueno para alzar el vuelo...
Unámonos, libre y voluntariamente,
en el propósito santo de Amarnos los unos a los unos 
como Dios Mismo nos Ama.

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