martes, 21 de febrero de 2017

ACÉRCATE A DIOS... SE ENCUENTRA EN TU INTERIOR *

    Adéntrate en el templo interior que hay en tu corazón para ser alzado al santo monte de la revelación. Experimenta su amplitud inigualable, su silencio reverente y santo, su anchurosa y sosegada espaciosidad, su limpia mirada hacia lo puro. Sé meditada oración en él, una sincera plegaria de Amor, un hondo silencio comunicante... Siendo sólo eso que permanece y abandonando aquello que se desvanece... Sé contemplativa acción de reposada y consciente dación... Quédate en la Luz del perdón, en el centro mismo de ser; no te pelees contra nada ni nadie y la Verdad de la Divina Unicidad, en su ilimitada cohesión, te mostrará la bendición en la que estás por siempre incluido.

  Allá adonde tú te encuentres serás Templo Vivo, Cumbre Amorosa, Jubilosa Expresión, sino te distraes con los sueños vanos del ego, porque Dios Mismo en ti, al igual que en todo y en todos, se complace del alma pura que eres, y te da para que des sin restricción ni cicatera medida; para que alegres con Su Alegría; para que bendigas con Sus infinitas bendiciones; para que invites, con tu completa entrega y devoción, a todo aquel que esté cansado del valle de lágrimas, a la honesta y confiada entrega al Santo de los santos... al Altísimo, al Inefable e Incognoscible, al Magnificente, al Eterno y por siempre Pleno, al Absoluto... tú, todos, en esencia, somos Eso.

   No justifiques o excuses por más tiempo tus llantos y quebrantos, tus rabias y vergüenzas. tus ansias y locuras. Ríndete al que no conoce la lucha, a la Divina Unicidad que plenifica el Amor y la Vida. Sé feliz en Su/tu Hogar santo y comprende que servirle sin cálculos, trae lo incalculable de inmediato a tu consciencia porque, en Su Llenura, es imposible experimentar pérdidas o sufrir derrota alguna; puesto que Es el supremo sustento, la eterna e indefectible pureza que todo abarca y santifica. No quieras hacer de forma personal tus caprichos y déjalos ir... Confía, déjate guiar; permítete ser traído hasta la íntima cima de la salvación que Dios te garantiza, si vives en perfecta paz y completa dicha ahora, aquí, sin expectativas o reproches.

   Abre de par en par las puertas y ventanas de tu alma. Deja que sean totalmente derribados los tabiques y muros defensivos de tu personalidad en la tierra. No idealices la carne ni tampoco el intelecto que a ella asocias; más tampoco idealices sus impermanentes relaciones de interesada ambivalencia. Facilita con tu apertura interior a que entre la luz a raudales en tu corazón desde las más hondas profundidades del alma, desde Dios en ti. Accede al ámbito inefable donde los conceptos particulares no te definen ni clasifican. Despréndete de las preferencias particulares y ábrete a lo universal. Consiente en ser sorprendido por la Providencia dejando de planificar como deberían de ser las cosas. No te protejas de las ilusorias problemáticas del mundo con defensivos temores. Olvida lo que no es sino ilusión y apariencia. No te escondas más del Amor de Dios tras un cuerpo transitorio, endeble y desvalido. No saltes de pensamiento en pensamiento buscando una solución que nunca llega y que tan sólo trae negrura y confusión a tu mente. No declares batallas externas con las que defenderte de un interno combate. Acepta. No quieras arreglar nada. No quieras destrozar nada. Sé ecuánime y no pretendas entender nada desde la limitada perspectiva egoica. Elige a Dios y quédate en sosegada, precisa y amplia atención. Contémplalo todo con la mirada de Dios... No hay pecado ni maldad que Él no haya borrado ya para siempre con su misericordiosa Bondad. Aquiétate... Sosiégate... Paúsate... y dirígete únicamente hacia la Visión Pura de la Verdad; te verás así liberado de tus fatigas, desconciertos y tumbos, de tus expectativas y desesperanzas, encontrándote muy por encima de lo pasajero y sus engorrosas nimiedades. Ten absoluta confianza en que desde la atalaya Divina el mundo y sus ajetreos son vistos como lo que son, meras naderías insignificantes en la completitud infinita de la eternidad.

  No huyas de Dios, para que Él, a través de Su Gracia, te muestre lo infinito en el templo interior de tu alma bendita.

   Acércate a Dios en ti, para que Él, a través de Su Inconmensurable Amor, te retorne a lo eterno, a tu sagrado y bienaventurado hogar en Su Plenitud.

KHAAM-EL



Ríndele culto a Dios en el templo viviente de tu corazón 
enamorándote de Su infinito Amor...
Su gracia te bendecirá y sustentará 
aun rodeado de obstáculos e incomprensiones.

Be Happy!!!




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