viernes, 10 de febrero de 2017

EL MIEDO FABRICA UN MURO *


   "El miedo está fabricando un muro con los pensamientos personales. Esos pensamientos personales, los ladrillos del muro, quieren colocarse como si fueran diferentes, para que elijas entre unos u otros; porque piensas que unos son mejores y otros peores, unos están mostrando lo personal y otros se disfrazan como si fueran espirituales y entonces los escoges. Y, al ego, le da igual si escoges cualquier formato de ladrillo; porque cada uno de los ladrillos que escojas en esa gama de pensamientos personales está acrecentando el muro, aunque aparentemente no sea el mismo tipo de ladrillo que el de al lado pero que en lo básico es lo mismo, un ladrillo que refuerza el muro. 
   A veces se nos quiere colar la idea falsa como si fuera espiritual o una opción distinta de la idea que tu podrías tener de un pensamiento negativo pero no es distinto. Simplemente es ver esto, estar atento a los pensamientos que hay en nuestra mente y darte cuenta que da igual cualquiera que elijas de forma personal, es un separador ladrillo sin importar su apariencia... tan sólo derriba el muro y no lo construyas más."
Bernardo Montalvá (Bernie)

* * * * *

   Buscar entre lo pasajero algo que te haga sentir realmente bien es el movimiento mecánico que el ego realiza en tu mente para que escojas una dirección personal determinada que seguirá construyendo su muro de soledad, sufrimiento y muerte, pero que él te vende como de seguridad, placer y vida. Pero no te engañes siguiendo al engañador; el miedo (el ego) aísla y nos separa a los unos de los unos interponiendo un muro de incomprensión y egoísmo, marcando una distancia de recelo y desconfianza, dilucidando entre juicios de animadversión o de intermitentes alianzas, elaborando planes de personal victoria que dejan un regusto amargo tras un breve dulzor inicial... En el miedo sólo hay soledad incluso con aparente compañía. No construyas ningún muro entre tu prójimo y tú, no te separes por unas cuantas razones personales, no juzgues y no serás juzgado, no te defiendas y no te sentirás atacado, perdona sin cesar y hallarás paz interior, comparte la alegría de ser y la tristeza no podrá angustiarte, ama sin poner condiciones y esos recelosos ladrillos del muro del miedo caerán para no levantarse nunca más.

   No pongas otro ladrillo en la pared, no sigas elevando el muro que te empequeñece y empobrece hasta la angustia más recalcitrante. Sé un agujero en el muro. Mira más allá de los límites conceptuales. ¡Despierta! No escribas más epitafios en la pared. Desidentificándote de lo transitorio, y su subsecuente dolor, la luz entra de nuevo a raudales. No acumules resentimientos y perdona todo tu pasado para que el futuro quede completamente en manos de Dios. No escuches al ego ni leas sus escritos de engreído y falso poderío, no sigas las enseñanzas de lo que se aja y aprende el feliz hábito de devolverle al miedo todo el Amor. No te pelees contra los demás o en lo oculto serás sumiso a los dictados de las apariencias, de los fingimientos y sus odios tapados. Desaprende lo personal y comienza el final de lo que acaba para permanecer en lo pleno y definitivo. Recuerda la idea expuesta en la introducción al manual para el maestro de 'Un Curso de Milagros': "En el pensamiento del mundo, los papeles de maestro y estudiante están, de hecho, invertidos. Esta inversión es típica. Parece como si el maestro y el alumno estuviesen separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí mismo. Es más, se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte relativamente pequeña del tiempo. El curso subraya, por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maestro y el alumno. Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas de sueño.
   Enseñar es demostrar. Existen solamente dos sistemas de pensamiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que uno u otro es cierto. De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. No es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible. Podría decirse que el propósito del curso es proporcionar los medios para que elijas lo que quieres enseñar, en base a lo que quieres aprender. No puedes darle nada a otro, ya que únicamente te das a ti mismo, y esto se aprende enseñando. Enseñar no es otra cosa que convocar testigos para que den fe de lo que crees.(...)
   La enseñanza que yace tras lo que dices es lo que te enseña. Enseñar no hace sino reforzar lo que crees acerca de ti mismo. su propósito fundamental es aplacar las dudas que albergamos de nosotros mismos. Esto no quiere decir que el ser que estás tratando de proteger sea real. Pero sí quiere decir que el ser que tú consideras real es al que le enseñas. (...)
   Todo el que sigue las enseñanzas del mundo, y todo aquel que está aquí las sigue hasta que cambia de parecer, enseña únicamente para convencerse a sí mismo de que él es lo que no es. He aquí el propósito del mundo. ¿Cómo podrían entonces ser sus enseñanzas diferentes? A esta situación de enseñanza restringida y sin esperanzas, que no enseña sino muerte y desolación, Dios envía a Sus maestros. Y conforme éstos enseñan Sus lecciones de júbilo y de esperanza, su propio aprendizaje finalmente concluye. (...)
   Los maestros de Dios, quienes no son perfectos, pues, de lo contrario, no estarían aquí. Su misión, no obstante, es alcanzar la perfección aquí, y, por lo tanto, la enseñan una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la aprenden. Y después ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente de fortaleza y de verdad para siempre. (...)".

   ¿Qué amigo/a, te unes a derribar el muro de la enseñanza personal del mundo? ¿Estás dispuesto a desaprender el ego? ¿Quieres enseñar lo que la verdad es, para aprenderla y ser libre, de nuevo, en ella? Sí así es, gracias y bendiciones... todo te irá bien... Dios te acompaña siempre y te habla al corazón... escúchalo y comparte Su Palabra. Al miedo le llega su fin... el muro que construía ha caído y el espíritu vuela libre eternamente de nuevo.

KHAAM-EL



No escuches al miedo... Ama aunque el mundo te rompa el corazón.
No seas un maestro de lo mundano y te verás libre de ser sólo un ladrillo más en el muro.
Sé un maestro de Dios y serás un discípulo de la verdad...
un canto a la libertad esencial del espíritu...
una música intemporal que acalla todos los conceptos del ego y su mecánico mundo.

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