Bajo este breve escrito adjunto el audio de una charla en la que recalco que la dicha de ser sólo se puede experimentar, en toda su real y universal amplitud, cuando no señalamos a lo limitado como nuestra identidad o como la identidad de los demás. Dándole de nuevo a la vida su dignidad esencial de plenitud, y reconociendo en nuestro prójimo, al igual que en nosotros, que es libre de lo temporal y que nada tiene que ver el ego que imaginaba ser.
Identificarse con el cuerpo y el personal intelecto asociado a él (el ego), como si éste fuese nuestra identidad real, conlleva la dolorosa sensación de vivir en caída libre; precipitándose uno hacia el abismo de la muerte, tras hollar la retorcida senda de la declinación y el sufrimiento, aliviada sólo por unos cuantos placeres breves y algunos nimios logros de caduca extensión y repercusión. Llegados a este punto crucial y visto con ecuanimidad se comprende claramente que la única salida satisfactoria a esta perversa situación es cambiar la manera de pensar acerca de todo lo que suponemos acerca de nosotros mismos y del mundo que nos rodea; estando vigilantes y conscientes de aquello que no se encuentra limitado por los sentidos corporales... yendo, con todas las consecuencias, hacia la experiencia viva, inmediata y directa con la plenitud de ser ahora, ejerciendo la libertad de no identificarse con lo que esclaviza, manteniendo la dicha que disuelve todas las lágrimas en lugar de, como se había hecho hasta ahora, darle el poder a las lágrimas para nublarnos la dicha.
¡Bendiciones! Eres, soy -somos todos-, de lo eterno, santo y pleno; no de lo temporal, pecaminoso y separado... eres, soy -somos todos-, libres y llenos de Amor; no prisioneros del miedo. Ahonda. Medita. Descubre lo esencial. Abandona tu atracción por lo aparente, que tanto dolor te causa, y vuelve a lo real y definitivo que indubitablemente te colmará de perenne dicha.
KHAAM-EL
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