jueves, 10 de agosto de 2017

SOMOS INSEPARABLES DEL AMOR *

   Sé fiel al Amor. Vale el esfuerzo y el pleno empeño de toda una vida. Las ideas son completas en sí mismas; unifican o dividen según expresen éstas pensamientos de Verdad y Amor, o anhelen y deliren con vanas separaciones personales por darle significado a pensamientos ilusorios e irreales, egoístas y fatuos. El espíritu es uno con la vida, y la ilusión de lo particular (el ego) sueña con comienzos, evoluciones y términos, con nacimientos y muertes. El cuerpo es una cárcel tomada por tu hogar, cuando lo real -tu verdadero Hogar- es la libertad del espíritu, el Cielo que habitas con Dios (que no es un concepto sino Vida Eterna, Santa Unicidad y Conciencia de Amor de indescriptible e indisoluble Comunión Creadora).

   Observa tus propios pensamientos, ¿de dónde brotan?... Es esencial para tu paz mental erradicar aquellos que son vanos y parciales en su juzgar y comparar, porque lo único que traen de su personalista fuente es impermanencia y frustración, sacrificio y llanto, orgullo, culpa e insensatez, todo por unas pocas migajas de ego inflado que, en su inevitable desinflarse, duele. Estate bien atento, no hagas nada en especial, y contémplate contemplar tu mente... ésta, quedará en silencio y experimentarás de nuevo el recuerdo de la Mente que compartes (compartimos) con Dios, libre de conceptos y de parcialidades, vacía de resentimientos y dudas, llena de gozo, confianza y sosiego íntimo iluminando infinitudes. Así, como señala 'Un Curso de Milagros', comprenderás, con claridad, que "Las ideas no abandonan su fuente". Por eso, si una idea es verdadera, eterna y plena, conserva por siempre su veracidad, eternidad y plenitud; mas si la idea es producto de imaginarias transitoriedades se desvanecerá, como no podía ser de otra manera, en ellas, porque su fuente es ilusoria. 

   No te lastimes con quejas ni te ataques con pertinaces defensas. Confía. Alégrate y mantente alerta en favor de lo eterno, pues en el principio de una idea limitada se encuentra su propio final y en la compleción del pensamiento del Amor vives en la bienaventuranza de lo infinito... Idea de ideas... Luz de luces... Bendición de bendiciones... Regocíjate, la Luz vuelve a la Luz y deshace para siempre oscuridades en su bienaventurado irradiar... Mira miradas con limpia mirada, contempla la contemplación, ve más allá de lo visto acallando tu conceptuar, y verás allende las formas lo magnificente, puro e inefable. Mantente presente de presenciar. Medita. Profundiza con consciencia en la consciencia misma. No imagines imaginar y, sorpresiva e inesperadamente, despertarás de los vanos efectos de la imaginación. Simple: no definas definiéndote y los deseos personales arderán en el fuego de la Verdad, para que sólo quede la Luz clara del Amor Indiviso... verás a mujeres y hombres, a niños, adultos y ancianos, a animales y cosas, a océanos y montañas, a desiertos, urbes y vergeles, a memorias, planes y creencias, a palabras, silencios e intensidades, a enlaces y desenlaces, a distancias, mundos, soles y galaxias, como esencia inseparable de tu propia esencia, una hermosísima comunión eterna de vida plena, al olvidar -cual uno solo- el pertinaz olvido de las memorias divisoras... Olvídate, pues, del olvido de lo esencial recordando lo inmemorial, eterno y santo... Ríete con lo evidente: pensar olvidos garantiza el olvido del propio olvidar lo que se quiere olvidar. 


   No te dividas con tensiones internas ni luchas conceptuales. Apacigua tu ánimo y fluye con la vida manteniendo tu mente en paz y tu corazón rebosante de Amor... Sé feliz por la felicidad misma de ser. No pierdas el sentido del humor, ni en medio del mayor de los dramas, y te verás libre del sufrimiento que atenaza al sueño de la muerte. ¡Aleluya! Regresas a lo pleno desde lo pleno. ¡La muerte no existe! Nunca pudiste alejarte de lo indiviso, salvo en experiencias imaginarias y evasivos juegos separativos que, en su interesado y sensitivo trueque, finalmente trajeron el llanto que decían querer rehuir. Comprende que retornas a la Unicidad del Amor desde el Amor Indiviso que ya eres con todos y con todo... nunca pudiste alejarte de lo inseparable, porque el miedo de lo dividido es un delirio de grandiosidad que quería, inútilmente, resolver su supuesta e imaginaria pequeñez, y en ella, con seguridad, se difuminó para siempre. Ni espermatozoide ni óvulo te condicionan; la carne nunca te separó del espíritu, ya que en su aparecer se encuentra irremediablemente su desaparición y lo que queda, tras las brumas del deshacimiento de las formas en el tiempo, es lo sempiterno, el espíritu que es antes de todo antes y sigue siendo después de todo después... Sé aquí y ahora; no te proyectes hacia un incierto futuro y vivencia la certeza del presente (eres un pensamiento de Dios; vives en la Luz, en la Verdad, en el Cielo). Vas desde Dios hasta Dios... todos somos inseparables del Amor. Ya se encuentra en nuestro interior la infinitud del Ser, puesto que somos uno en Todo Lo Que Es y permanecemos por siempre en Ello, en su perenne flujo Creador, bienaventurado e inmutable; libres de toda caída e ilusión, reales, veraces y en perfecta paz. El resto... es resto y, por tanto, sobra; ya que su fuente es nada... ¡Aleluya! ¡Despierta! Imaginaste separarte de la Luz pero, en verdad, nunca pudiste alejarte de su brillo indiviso. ¡Aleluya! ¡Bendiciones!

KHAAM-EL



Somos felizmente Uno en el Divino Amor de lo eternamente inseparable.
Namasté.

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