jueves, 5 de octubre de 2017

LA GLORIA DE LA DIVINA UNICIDAD NOS BENDICE A TODOS POR IGUAL *

   Encuentra ahora en tu ser lo que tanto anhela tu corazón. No temas al temor. No te maldigas maldiciendo lo que te contraría, aflige o atormenta, y ahonda en la bendición de no secundar al miedo. Mantente firme en el presente, sin juzgarlo por un pasado que sueña con futuros ideales, y este mismísimo instante te liberará de toda angustia, sufrimiento o desamparo. Vive, por tanto, todos los días como si no tuvieras otros. Deja que pase lo impermanente sin apegarte a sus aconteceres. Sé presencia ecuánime. No vivas huyendo de la muerte o te sentirás siempre como un muerto. Más, has de saber, que la muerte, como tal, realmente no existe. Lo que llamamos muerte no es más que la disolución de todos aquellos elementos que creemos propios, pero que, en el fondo, si miramos detenidamente, confirmaremos que no nos pertenecen en absoluto; pues, al ser cambiantes y perecederos, son hijos del tiempo y ajenos a la eterna Consciencia Una que nos sustancia, alma verdadera de todas las cosas y de todos los seres, y que da perfecto sentido a cualquier experiencia, trascendiéndola por Su sublime inmanencia... esa gloria que nos bendice a todos por igual.

   Observa maravillado como todas las circunstancias por las que pasamos en este conflictivo mundo espacio/temporal tienen, invariablemente, un claro objetivo de discernimiento y profundización consciente, a primera vista oculto, no obstante, a nuestros limitados sentidos perceptivos, por la misma naturaleza efímera que conforma a estos últimos; pero, la meditación, la honesta reflexión introspectiva o la orante entrega interna, que se dirige humilde a lo Inefable, nos conducen al mismísimo núcleo de nuestra esencia, a ese encuentro interior con la infinitud del Ser, con esa luz que desvanece toda oscuridad, que sin reproches ni restricciones nos libera de los enrevesados nudos de la culpa y la limitación egoicas, revelándonos la indisoluble plenitud que somos, en la etérea e intemporal realidad del Espíritu Siempre Viviente, merced a la incontrovertible expansión de consciencia que acontece a toda autoindagación genuina. Así que no pierdas tu tiempo en el tiempo y dirígete a lo único que en él tiene sentido: trascenderlo. 

   Renace del sueño de la muerte en la humildad del corazón para volver a vivir en la Luz de Dios. Todos los días son en esencia navidad. Medita, reflexiona con honestidad u ora de todo corazón al Inefable y Excelso. El resultado será la misma gloria que nos bendice, cual uno solo, en la Divina Unicidad del Amor.   Bendiciones. 

KHAAM-EL




Siempre es navidad para quien vive sin queja al servicio del bien de todos por igual.
Comparte de todo corazón la vida una del Espíritu...
Desde lo Alto la gloria de Dios nos bendice para devolvernos a Su Plenitud de Amor.

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