jueves, 22 de febrero de 2018

LA DEDICACIÓN HONESTA ALUMBRA EL ALMA

Para la ocurrencia del despertar a la realidad indivisa del ser no existen directrices formales específicas. No hay tal cosa como si haces ésto o lo otro, o si dejas de hacer aquéllo, despertarás de forma garantizada. No hay una técnica o teoría genial que posea por sí misma el poder de la realización. Se ha de comprender con prontitud que el instrumento ayuda pero que, sin embargo, es la destreza del que lo maneja lo que al fin resulta fundamental para el óptimo fin de su aplicación (con herramientas más burdas un artesano cuidadoso obtiene mejores resultados que miles de aficionados con las herramientas más sofisticadas). No es una cuestión de cantidad sino de concienciación profunda... un salto de lo cuantitativo a lo cualitativo, de lo separativo a lo pleno e indiviso. Y confianza, dedicación y honestidad son las cualidades esenciales para el productivo ahondamiento en la consciencia que, por su incuestionable virtud, facilitan la labor de limpieza mental purificando tendencias que dejan de justificarse a sí mismas. No hay ninguna otra manera que posibilite de veras paz a la mente que ese valiente despojarse de todos los deseos y temores que la agitan; mas es muy simple su aplicación: discernimiento, congruencia y abandono del victimismo como excusa que proyectaba el error afuera. 

   La única garantía, que conduce sí o sí al Despertar, procede de un genuino anhelo interior por el definitivo encuentro con la Verdad; sin duda, incluso por encima de uno mismo y sus historias particulares. No es complejo ni difícil. Tan sólo es un permitir, un confiar en el flujo natural de la vida con ecuanimidad de ánimo, sin apegarse a nada ni nadie y sin rechazar tampoco a nada ni nadie por los juicios derivados de unas tendencias personales... un ser ahora, un estar aquí, completamente concienciado de la consciencia que abarca todo lo que acontece... un contemplar el pensamiento sin involucrarse con sus cambiantes perspectivas... un agradecer el instante por el instante mismo y no por sus apariencias que convierte el presente en puerta a lo eterno, en camino que se desanda hasta que el final es reconocido como un antes del principio... un volver a donde nunca pudo salirse realmente. Medita. Indaga. Encuentra la luz en tu interior y no habrá ignorancia que te pierda por dolorosos caminos. Confía con inquebrantable dedicación en la honestidad; no te autoengañes más, no te conformes con meras conjeturas u opiniones, y la luz brillará desde el centro mismo de tu ser. Despertar, esto es Despertar: ser consciente de que no hay nadie que tenga que despertar como ente separado, pues no existe, ni ha existido ni existirá, concretamente el ego ni, por supuesto, su doloroso y mortífero mundo de cuerpos que aparecen para perecer. Comprende sin necesidad de agarrarte a las palabras ni a los conceptos, u otros símbolos de diferente índole, que nada fue mal en lo que no tuvo consecuencias reales... La experiencia viva de lo real acaba con el sueño de la muerte y esta experiencia imborrable e incomparable de libertad y plenitud se halla en tu interior.  Bendiciones.

KHAAM-EL




No te vayas hacia afuera y con honesta constancia ve hacia el interior...
confía... confía...
Danza en el centro mismo de ti...
La luz ya está dentro, no aparte...
Despierta.



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