viernes, 20 de abril de 2018

DENTRO, MUY DENTRO DE UNO, LO INFINITO, SANTO E INDIVISO

   Buscar fuera de uno mismo la solución agota el ánimo y conduce a la irritación y el desaliento, porque perseguir verdades nos mantiene atados a mentiras y opiniones. La Verdad es siempre una, nunca muchas y contrapuestas. Quédate aquí y ahora presente, consciente, imparcial, confiado, libre de condicionamientos. Huir nunca es agradable, luchar es doloroso y someterse aflige todavía más; por eso has de mantenerte sereno, ecuánime, sosegado ante los aconteceres que se ciernen sobre ti, sin sentirte compungido por la despedida forzosa de todo lo que el tiempo parece traerte, o sin desesperanzarte por la llegada de contrariedades, sinsabores o infamias, sin tampoco encolerizarte contra lo quebradizo de las formas o lo huidizo de las relaciones especiales, y ni siquiera justificar el airado desconsuelo que la limitada formulación espacial de tu particularidad vocifera, de esa corpórea e intelectiva restricción de ávido intentar adquirir que se siente menguada y confusa. Acepta que agitarse no arregla nada; no combatas a tus pensamientos, desecha cualquier posible alianza con desconfianzas, expectativas y resentimientos... abandónate a lo desconocido, libre de premisas o conclusiones, con apertura de mente y generosidad de corazón... anchúrate sin medida en el instante presente, desmantelando defensas, disolviendo juicios, permitiéndote gentilmente penetrar por tierra ignota con la inocencia de un niño que ríe despreocupado en la sincera y espontánea alegría que siempre acompaña al asombro de ser feliz por el hecho mismo de ser feliz... en lo interior siempre han estado la Verdad y la Vida, el Amor y la Dicha.

   Ahonda... suelta... no temas. Deja que la paz, a lo largo y ancho de tu caminar, te envuelva, nutra y sostenga, pues ésta se halla en tu interior y no en lo que percibes ajeno a ti. Profundiza en lo sustancial. Anhela no anhelar asirte a lo personal, no ser una prensión de ti, siendo quien eres sin más y sin menos... desnudo de conceptos, teorías o suposiciones, sin buscar particulares objetivos; porque lo que es no tiene ni depende de objetivo alguno. Disfruta del ahora, ahora; no justifiques tus pesares o encontrarás controversia incluso en lo que consideras alegrías. Lo que en sí mismo no es completo, sin duda, es insuficiente, y consecuentemente transitorio e ilusorio... Sé consciente, todo aquello que pasa no tiene verdadero valor pues, por su misma volatilidad, acaba reconociéndose insustancial. Únicamente lo eterno es inevitable en su infinitud... Acéptalo y serás feliz, vivirás en paz, trascendiendo las formas y sus disoluciones. Niégalo y, de cierto, abjurarás de lo esencial, escondiéndote tras los lamentos que encierra lo pasajero, sufrirás persiguiendo mágicas y evasivas celebraciones de absurdos y vanos rituales huecos de Amor, carentes de Verdad, que exigen mucho sin ofrecer nada que realmente valga la pena. Aquiétate, nada tienes que domeñar en el sutil despliegue de lo impenetrable... aquel que confía florece, mientras que el suspicaz -crédulo en su ansia por acaparar esquivos placeres y vanos deseos- se reseca y languidece. ¡Despierta! La Luz de la Consciencia es poderosa en su sencillez... Dentro, muy dentro de uno, lo infinito, santo e indiviso... Divina Unicidad. Confía, no temas... sé feliz... mantente en paz, veraz e inclusivo, con generoso ánimo fraterno, y la plenitud de lo real ya no te parecerá un sueño inalcanzable; ahora conoces, sin ningún genero de duda, que el sueño era la limitadora y absurda identificación con un cuerpo transitorio.

KHAAM-EL



La tristeza se abate sobre tu corazón 
porque has buscado fuera la felicidad...
mira dentro, muy dentro de ti,
y un día el sol brillara sobre ti
desde lo más hondo de un Amor reencontrado.
Eres Amor, no necesitas buscarlo fuera...
tan sólo has de darlo sin expectativas
y, de súbito, 
todas las lágrimas son de alegría y gratitud
en la eterna plenitud de SER





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