La liberación de uno es la liberación de muchos y el avance de todos; éste ha de ser el verdadero motor de la búsqueda de la liberación espiritual, y la clave que te la otorgará. Todo es Amor, siéntelo, vívelo, extíendelo... Sin juicios que se proyecten a lo externo, se encuentra lo infinito... en lo sustancial y profundo del ser no hay sufrimiento; por eso, el camino al despertar es interior, en conciencia. Percibimos a nuestro alrededor un mundo de juicios, deseos y temores que refleja la manera de pensar que los proyecta. Ahonda en lo nucleico del pensamiento, yendo al origen de su surgimiento..., tras su aparente consistencia hay un ámbito indiviso que los abarca, siendo inafectado por ellos. ahora lo que parecía consistente se reconoce inconsistente (los pensamientos que nos definían y lo definían todo) y lo que no se consideraba consistente (el espacio en que suceden los pensamientos) es vivenciado como lo realmente consistente, pura consciencia ilimitada... somos, en lo más hondo y sagrado, consciencia indivisa, no consciencia separada... es al creerse uno la última (pensamiento egoico de separación) dónde parece perderse la evidencia de la primera, considerando al sufrimiento surgido del miedo, en vez del Amor, como real. Urge, por tanto, despertar en consciencia y no buscar la solución sometiéndose, peleándose o huyendo en un mundo de tiempo y forma que sólo requiere compasión y perdón. Y en esto último, justamente, radica la paz y la felicidad de ser libres de la angustiosa ilusión del ego.
Despertar de lo ilusorio es liberarse de un encierro que nunca existió, un retornar a un hogar que nunca se dejó, un recordar lo inolvidable al olvidar recuerdos de olvido, un sanar completamente una herida que nunca hirió a nadie realmente, un abandonar un miedo que atenazaba el ánimo que en verdad nunca existió, ya que nunca fuiste ni nadie fue los egos que imaginamos ser... ¡Bendiciones! Sí, el despertar de uno es el despertar de muchos y el avance de todos hacia un único e inimaginable Despertar Universal, en el que de nuevo, en perfecta unicidad, el tiempo y sus efímeras formas se diluya en la nada que es, quedando sólo toda la esplendente y bienaventurada infinitud del Ser... Eterno Amor. Namaste.
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