domingo, 1 de abril de 2018

LA RESURRECCIÓN ES NAVIDAD DEL ALMA (Reedición revisada)

   Para las abejas, aunque intensa sea la labor diaria que realizan, elaborar miel es fácil. De igual manera, para el devoto sincero y constante, ahondar en la fe no es ciertamente complicado, pero sí muy intensa la tarea a desplegar. Y, en ambas acciones, el resultado es sumamente dulce y nutricio; en el primer caso para la colmena y en el segundo para el alma. Y, no olvides, amigo/a, que un alma en perfecta paz y dicha beneficia a la totalidad por la comunión de espíritu que evoca. Por eso, de todos los caminos, el interior, el profundo y honesto, es el camino más productivo. Ya que Dios se encuentra en lo más íntimo, en el interior de la vida misma, en lo cotidiano de lo cotidiano, en la consciencia inmediata libre de imaginaciones particulares, en la luz pura del ahora. Y, con infinita dulzura, te eleva por encima de todo límite... dándoSe y degustándoSe sin cesar para que, en/desde Su Ser, des como Él da, y Lo degustes y Lo recibas -sin medida- en la nutricia plenitud de Lo Que Es.

   El que halla en lo más íntimo lo infinito sólo puede hacer lo que debe con confiada paciencia y alegría, elaborando miel y más miel para el alma; ya que, cuando se está seguro del resultado último de todo en la perfecta bienaventuranza de Lo Inefable, lo esencial brilla con un fulgor naciente a la eternidad en cada acto de genuino servicio por Amor.

   En Dios todos nos damos y degustamos en comunión, sin ninguna necesidad de cuerpos separados, de posesiones o acumulaciones. En el Cielo todos somos el Santo Hijo de Dios... todas sus criaturas son Su único Hijo, porque Él Ama infinitamente lo infinito no conociendo opuesto. Tú, yo, todos... somos uno en Él; recuerda, recuerda, recuerda... Si estás atento al presente, y no te distraes con el calendario, vivirás la Navidad del espíritu por el milagro de la Pascua de Resurrección... todo, de súbito, y lleno de gracia, nace en la Resurrección para vivir eternamente en el Cielo; pues, naciendo al espíritu en el tiempo, traes, a éste, las Buenas Nuevas de un constante Pentecostés (Iluminación, o Despertar de la Consciencia), anticipador de la eternidad mediante la bendición de la Luz que disipa toda oscuridad y pesadumbre... la alegría de lo puro se extiende por todo el orbe a través del devoto fiel.

   Vive, confiado e íntegro, siempre ahora, en constante perseverancia de intensa labor, para abundar en la fe viva que abre la mente, el corazón y el alma, al Espíritu Santo (Consciencia Iluminada). Porque el ahora es como un odre siempre lozano e inmaculado que puede recibir sin resquebrajarse el vino nuevo, o como un altar impecable en el templo de nuestro vivir donde se espera la llegada de Dios Mismo y en el que la total entrega es el altar. 

   En el ahora fiel a Dios es imposible buscar el propio y personal interés, porque el único anhelo que queda, para ser con creces colmado por Su gracia, es la experiencia viva de la Revelación íntima de la incuestionable Verdad de la eternidad del Amor de Dios. Ahora, más allá de cualquier interés, sucede lo auténticamente interesante... Causa y efecto son inseparables; por eso, en un ámbito donde parecen separados, la Pascua es el símbolo de cómo resucita el Cristo en ti por el milagro de nacer de nuevo a la Vida Eterna; por ésto, la resurrección es la Navidad del alma.. No es difícil; aunque sí, intenso. Ahora, siempre ahora, sucede la salvación por la comunión de lo esencial... espíritu y vida sin fin en la bienaventuranza Divina.

KHAAM-EL



Vuela sin temor y elabora miel para el alma...
compártela... 
Lo Inefable te alzará del mundo
en la consumación del milagro del renacer a lo que no muere. 





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