jueves, 6 de septiembre de 2018

RETORNA A LA UNICIDAD DE LO SANTO (Reedición revisada)

"No lo busques fuera de ti.
¡Tú eres el manantial de leche! 
¡No ordeñes a los demás!
En tu interior hay un manantial de leche.
No des vueltas por ahí con el cubo vacío.
Posees un canal hacia el océano y, no obstante,
mendigas el agua de un pequeño estanque.
Pide esa expansión de amor.
Medita exclusivamente sobre Eso.
El Corán dice:
'Y Él es contigo'.".

                                           Rumi

* * * * *

   La santidad es integridad, inseparable unicidad; por lo tanto, sólo hay una santidad en la que todo, en esencia, es acogido bajo su nutricio amparo. No te desesperes si estás desesperado y acógete a ella de inmediato. El infierno personal se transmuta, nuevamente, en el reino de los cielos cuando no hay rivalidad ni comparación frente al prójimo. Vivir a favor de la unicidad -que nunca ha sido, ni será, lo mismo que el feroz enfrentamiento contra lo divisor- pacifica la mente y enternece el corazón, dando como resultado la claridad y el amor. Porque no arrastrarse, ni pugnar, por unas migajas de atención personal nos recuerda las alas de la plenitud que somos.

   Perdonar es fortaleza y alegría; el resentimiento, flaqueza y frustración. El Corazón sabe de aquello que la mente sólo puede llegar a suponer. Nunca hay nada personal en lo esencial que te empuja a ir más allá de lo aparente y superficial, a no darle significado al miedo y, en la libertad de lo no condicionado, recordar que el Amor nada tiene que ver con la brevedad de los cuerpos sino con la inmortalidad del espíritu.

   ¿Quieres ser de veras libre? No te inquietes; da igual cómo hayas respondido a esta pregunta, los conceptos son sólo cáscaras vacías que ocultan lo fundamental... Penetra en el meollo mismo de la consciencia... Indaga, en lo más hondo de tu mente, quién o qué contesta a la cuestión antes planteada. Persiste en esta honesta y firme autoindagación. Lo pecaminoso presupone condena más todos los santos saben que sólo hay santidad. Perdona y perdonarás cualquier presunción. Ve hasta el final de la idea de ti mismo y avanza un paso más... No te detengas con justificaciones, dudas o rabietas. Profundiza hasta la raíz misma del origen del pensamiento. Busca y encuentra a Dios en lo más interno de tu ser. Escucha la voz de tu alma y desenmascara al embozado ego que, sin humildad ni rubor, culpabiliza a los demás desde su propia sensación de culpabilidad, mancillando la pureza de lo esencial con sus burdas y deshonestas comparaciones llenas de victimismo. No ordeñes al resto del mundo por la sequedad que sientes y halla ese manantial de 'Agua de Vida' donde siempre ha estado... en tú entraña más recóndita. Ahonda... Encuentra en lo interior la infinitud del ser, al no dividirte apoyándote en las propias contradicciones que quieren seguir manteniendo sus antagónicos postulados para sobrevivir en ilusiones proyectadas hacia todo y sobre todos. Desembarázate del siempre embarazoso ego con resuelta acción contemplativa, con meditativa consciencia constante, con congruente mirada íntima... con la atenta escucha del corazón. Abandona el miedo de una vez por todas. Aparta audaz el influjo de los deseos de tu personal distracción, y atiende al presente inmediato con apertura de corazón y mente. Despierta del sueño del pecado; perdónalo por completo, al perdonarte sin titubeos... Volarás, sin ataduras, con las luminosas alas del amor, desde lo íntimo a lo infinito. ¡Sí, despierta! Y sé libre de las ideas que sostienes acerca de ti mismo y, por tanto, del mundo... retorna a lo puro, a lo inocente, a lo feliz, a lo santo, que te espera pacientemente en la indivisible comunión del espíritu, que es uno con Dios, porque siempre Él es contigo.

KHAAM-EL



Desde lo más hondo del silencio de tu mente,
ahí donde no te relacionas con temor, 
álzate con las alas de lo santo.
'No dos' Es contigo.




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