martes, 11 de diciembre de 2018

AUTÉNTICA RELIGIOSIDAD (Reedición)


   Por lo esencial de este escrito que ya publiqué en su día, considero oportuno reeditarlo a día de hoy para invitar a la simplicidad de lo genuinamente espiritual, de esa honda y sincera actitud auténticamente religiosa que con plena confianza presente trasciende ritos, supersticiones, dogmas o meras especulaciones intelectivas...



"Ahora estamos preparados para contemplar algo extraordinario.
Es un pato nadando en el mar, 
lejos, más allá de donde rompen las olas,
acunado por el mar de fondo.
Hay una marejada en el Atlántico y él forma parte de ella.
Él descansa mientras el Atlántico se agita...
porque él descansa en el Atlántico.
Probablemente desconoce la inmensidad del océano.
Como tú.
Pero se da cuenta de ello.
Y te pregunto: -¿Qué es lo que hace?
Se abandona.
Reposa en lo inmediato como si fuera lo infinito...
lo cual realmente es.
Eso es religión
y el pato la vive.
¿Y tú?"
                                   Donald C. Babcock.


* * * * * * *
                                                       
   Únicamente la confianza total en el instante presente, tal cual es, como inmediato ámbito para la dicha, puede ser entendido como auténtica religiosidad, al vivir uno con corazón fraterno y bondadoso toda situación. En la aceptación de lo pasajero y, gracias a la constancia de compartir lo esencial, la certeza de la fe viva sabe -en lo íntimo- que todo le conduce hasta esa dicha infinita de Ser; simple y llanamente no se impacienta pretendiendo controlar lo ilusorio y por tanto incontrolable. Con sencillez, sin las gravosas complicaciones del tortuoso razonar del ego, la religiosidad sincera hace en toda circunstancia lo que debe con natural disposición, y, desoyendo sin contemporizaciones las recelosas exigencias de posibles destinos diferentes, vive en paz no aceptando la queja como algo útil, antes bien acoge la gratitud en su corazón y se deja mecer. El flujo, sigue el flujo natural, y desde la quietud interior, esa religiosidad sincera, le sonríe al vaivén de las olas que en el cotidiano vivir se suceden... todo -en última instancia- acaece en lo inconmensurable, en lo insondable, en lo desconocido para un sujeto breve; más, en ese abandono, confiado y solícito, el Amor, todo el Amor, se vivencia. Pues, en verdad, nada hay que no descanse en ese ilimitado Amor, ciertamente Divino; que, en esencia, lo infinita todo en Él por siempre. Nada de sobra quiere y lo que precisa sabe que lo tiene. Ahora, aquí, presente, consciente, entregada, humilde. agradecida y despreocupada, la religiosidad sincera, simplemente comparte ese Amor perfecto con todo lo que hay en su vivir. 

   Vive, pues, en paz y sé feliz, amigo/a, no te distraigas con temores infundados... en el Amor de Dios no hay miedo posible. Confía y Ama... no es necesario más, pero tampoco menos. El mundo pasa, pero la vida del Espíritu -en la Divina Unicidad- perdura.  Bendiciones.

KHAAM-EL



Renovado por el Amor de Dios, descansa en Él lleno de gratitud. 
Aun en medio de tempestades confía. 
La Divina Unicidad te lleva más allá de los sueños del ego, 
allende los frágiles mundos del tiempo y la forma. 
Te llama a lo eterno, a Su Presencia... 
el tiempo cesará, más tu ser en Su Ser es uno eternamente.






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