No te entretengas con las cosas del tiempo y sus efímeras externalidades o caminarás en círculos hacia ninguna parte, hacia ninguna concreción que pudiera liberarte del yugo de lo caduco. Ve, pues, hacia lo más hondo de ti y descubre como el universo entero te habita, como el prójimo en tu corazón sin miedo palpita, como lo más sagrado te alienta. Vive y deja vivir. quédate con lo esencial y sigue tu camino en paz, sin resentimientos ni ansiedades. Ten fe y no te detengas en nimiedades de particular índole carentes de significado, vacías de veraz contenido, y avanza con convicción hacia lo verdaderamente significativo, hacia lo esencial, permanente y universal, hacia la salida que te concede el ahora en toda su amplitud, hacia la evidencia de ser sin prejuicios, sin proyecciones, sin calificativos..., hacia la Iluminación de la mente y la total apertura del corazón. Todo lo que necesitas para este viaje interior lo tienes al alcance de tu silencio mental, de tu dación personal, de tu soltar-te, de la claridad que desde lo nucleico en ti disipa tinieblas, de tu confianza inquebrantable en el gozo de ser consciente de la consciencia misma. 
Contémplate en paz. Escúchate en paz. No te castigues ni ensalces. Nada externo puede perjudicarte o gratificarte si no le confieres ese poder con la interpretación personal de ti mismo y del otro. Mira como contemplas y mira de verdad, sin autoengaños o excusas. Percibir falsea lo percibido por su limitado enfoque particularista. Abre tu mente. Cada concepto que te ate al tiempo y sus formas transitorias será un impedimento a la libre expresión de la plenitud que Eres, una rémora al Amor. La Iluminación atraviesa y desvanece las nubes que encapotan tu alma. No caviles y corta sin titubeo, ni dilación alguna, todos los amarres intelectuales o emocionales (una emoción es un pensamiento manifestándose) que pudieran valorarse de manera especial; libérate, así, de cualquier lastre acumulado por temor, codicia, inercia, deseo, vergüenza, ira, desesperación o ignorancia. Nada hay separado de la consciencia... Incondiciónate al presente por la presencia viva de Ser. Mira en tu interior y conoce... Despertar no es sólo abrir los ojos; es darse cuenta de lo irreal para poder apreciar, de nuevo, lo real. 
Vive sin medias tintas, sin complejos ni arrogancias. Vive de frente, con honestidad y humildad, incluye a tu prójimo en tu corazón y descubre la plenitud del Amor que no se arredra ante los embates de la vida. Confía. Avanza. Comparte. No temas y Ama. No huyas ni ataques, sencillamente, Ama. No te quejes y agradece el Amor. Los conceptos del tiempo sólo son apariencia de ser; el verdadero Ser, la genuina vida, es Ser Pura Consciencia Intemporal. Ahonda y Conoce: sólo permanece lo que compartes de corazón, mientras que aquello que quieres retener se desvanece. Lejana es la lejanía para el gemido del dolor en su letanía victimista e inmediata es la comunión para la entrega del Amor. No seas tibio, ahonda en la consciencia con constancia. Confía y persevera. Únicamente un corazón intrépido, un corazón que no recula por miedo a romperse en mil pedazos, un corazón humilde y apasionado, que se abre de par en par, sin condiciones ni remilgos, latiendo enamorado de Amar por el Amor Mismo, puede contemplar la interna luz infinita que en plenitud le vivifica.
Sencillo, quien confía en el Amor Infinito de la Divina Unicidad resucita de entre los muertos (los que se creen ser cuerpos). Así que confía y no mueras más en un sueño personal y, ahora y aquí, retorna a la consciencia intemporal del Ser que ya es en lo más hondo de ti... en lo más profundo y sagrado de todos... Divina Unicidad.
KHAAM-EL
El Amor que tanto buscas se encuentra en tu interior,
amándote sin condiciones para que ames incondicionalmente...
Es el don del Sí Mismo dándose sin medida...
Trascendiendo el tiempo y el espacio...
Llamándote dulcemente desde lo intemporal...
Exhotándote a que sueltes el miedo y el apego...
Invitándote a la magnificencia de la Divina Unicidad del Ser.
