miércoles, 5 de junio de 2019

EN LO INCOMPARABLE: EL DESPERTAR

   Fantasear con despertares es otra manera de seguir soñando con los tejemanejes egoicos. Despierta al Espíritu y no te apegues al su sueño de las formas y tiempos separados. Sé por entero, en el presente, consciente, lúcido, libre y en paz. No sigas a la inconsciencia que se arroga, con pronto juicio comparativo, un vanidoso conocimiento particular con el que conquistar un exitoso porvenir para una forma transitoria a la que llama yo. Mantente alerta y no te vayas tras cantos de sirena. El ego es miseria y dolor disfrazado de planes para un futuro mejor; más, no es otra cosa que un angustioso sueño de sufrimiento deseando un confort que nunca es completo aunque a ratos parezca obtenerse, un delirio de grandeza surgido de una insidiosa sensación de pequeñez, un límite que quiere infructuosamente controlarlo todo, un imposible queriendo tener significado. Medita y desvela: Lo que no es real y pretende serlo es una alucinación y una mentira; luego el ego nunca puede ser auténticamente bondadoso porque todo gira entorno a su interés, y lo que no es el bien de todos acaba por ser un grave perjuicio que asola todo aquello con lo que se relaciona. ¡Despierta! Sal de la nefasta e implacable rueda de destinos que el fantasioso ego proyecta, no seas un títere de sus intereses, no te conviertas en una sombra de ti mismo, no te autoengañes con cuentos que, como tales, siempre se derrumban. Un subidón de ego sólo acarrea, más pronto o más tarde, un tremendo y sonoro batacazo. No sigas al cuentista que embelesa con promesas a la medida del oyente o te convertirás, por tu propia decisión, en un iluso que espera naranjas del olmo; soñando con exclusivos triunfos, según te diriges hacia el precipicio.

  Nunca te extravíes ni separes con comparaciones que te alejan de lo esencial ni te entusiasmes con personales expectativas, o te deprimirás u odiarás a la primera de cambio. Sé siendo Ser aquí y ahora y no un mero parecer ser allá o después. Permanece en la bienaventuranza de Lo Incomparable. Dios es Amor Infinito que a todos nos abraza más allá de toda diferencia. ¡Despierta! En la Verdad nadie es superior ni inferior a nadie. Libera al prójimo de todos los pensamientos y juicios personales que hayas podido tener sobre él desde la idea de ti y serás libre del sueño que forjaste; pues, al no valorar las diferencias pasajeras, dejarás de imaginar egos con los que calificar a los demás. No temas, el Amor inacabable de Dios nada sabe de diferencias o comparaciones. Se vierte aquí y ahora eternamente. No te fatigues más por las míseras migajas que el tiempo ofrece para sin misericordia, al poco, quitar. Confía. Descansa en la Luz del presente, libre de cualquier angustia o deseo personal, y tu acción será una hermosa bendición, aunque el mundo, en su ignorante reverencia a lo especial, se revuelva contra la paz de Espíritu que traes. Persevera en lo auténtico y sustancial, en lo verdadero y eterno, en la plenitud del Espíritu. No te unas a lo que divide o te sentirás roto en tu interior. El ego, en su identificación con la carne como principal morada de la vida, es la negación del Amor, un ataque despiadado a la impecabilidad del ser, una absurda sinrazón pretendiendo ser razonable, un error queriendo ser solución, un desatinado destino inacabado que se replica sin cesar. ¡Despierta! Mira más allá de las apariencias, más allá de los límites espacio/temporales, más allá de los cuentos y las fábulas, más allá de lo personal, e incluirás a tu prójimo en lo más hondo de tu corazón, en lo más puro de tu entraña, en lo santo y salvífico; porque en Lo Incomparable: el Despertar... Y, libre del nebuloso abotargamiento de los sueños egoicos, con Amor contemplarás la Luz de las almas y las invitarás a despertar de su sueño atroz; porque dando, recibimos; bendiciendo, nos bendecimos; amando, sabemos que somos amados y liberando vivenciamos nuestra libertad original. No hay otra manera, despertamos junto con nuestro prójimo... ese, y no otro, es el Destino último de todos los destinos. No te demores ni por un segundo más en lo doloroso y despierta a la Verdad y la Vida, a la Bienaventuranza infinita de lo santo... ¡Bendiciones! Nunca hubo soledad, sólo todo Amor de Dios en la plenitud del Corazón, en la gloria de la Divina Unicidad, en la eterna dicha de Lo Incomparable.

KHAAM-EL



Despierta de la pesadilla de la carne 
y retorna a la plena e intemporal Conciencia Una del Espíritu.
     



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