martes, 4 de junio de 2019

LA VERDADERA Y MÁXIMA DICHA

   Todo lo que se requiere para la realización del ser está disponible al instante para todo aquel que en verdad lo anhele por encima de cualquier aparente necesidad personal. Persevera en la experiencia directa con el presente. No te dejes seducir por la inquietud de lo pasajero y egoico. Es esa alegría que mana impetuosa desde la confianza infinita en el Amor de Dios lo que nos impele a compartir la plenitud de ser uno con la totalidad de Todo Lo Que Es... Dicha fluyendo en la Dicha con absoluta Dicha para y por la Dicha eterna... Bendición inacabable extendiéndose irrefrenable, despertando del sueño de la muerte a la vida toda y alzando al espíritu inmortal allende la gravidez de la carne.

   ¡Aleluya! ¡La gracia se derrama sobre todo aquel que la pide de corazón! No más miedo, no más culpa ni vergüenza... Fe viva: muerte muerta. La pesadumbre acaba cuando el Amor llega de nuevo a lo más profundo del alma y llena de luz el corazón.

   ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Con la comprensión de lo sustancial, el sufrimiento y el temor desaparecen! ¡Es el alba de una luz que no declinará jamás! ¡Tiempo y forma pasarán, más lo esencial perdurará! ¡Verdadera Paz, Dicha y Plenitud por siempre! No te oscurezcas buscando personales brillos y serás feliz por la felicidad misma. Confía... Ve más allá de lo efímero, egoico o especial, y te darás de bruces con lo intemporal; sencillamente porque no es separado de ti, no es separado de nadie, no es separado de nada... Es preciso, bendito y exacto al instante... es comunión y unicidad... Simplifica. Nada necesitas, ciertamente, salvo la experiencia viva de lo real.

   ¡Felicidades! ¡Aleluya! Hoy siempre hoy tienes abierta la puerta a la Dicha si no te dejas encerrar por los delirios absurdos del ego; las ilusiones son impotentes ante la magnificente plenitud de lo veraz. Eres libre en esencia de cualquier límite percibido, supuesto o pensado. Estate, en consecuencia, alegre de ser en Todo Lo Que Es; dejando que lo que parecía ser, sin aspavientos ni particulares esfuerzos, se desvanezca completamente en la plenitud santa del presente libre de ayeres, libre de mañanas, libre de sueños, libre de agarres que sólo torturaban el ánimo desesperándose por su efímero mantenimiento. Fluye... agradece... confía como un niño que nada pretende, que saborea el presente eternamente... no finjas ser quien no eres queriendo ser diferente... acepta lo permanente y no te dejes influir por lo impermanente... ¡Sé feliz! ¡Dios es Amor! ¡Incondicional y puro Amor! No te apures, nada necesitas en especial; pues en Él siempre encuentras verdadera y máxima dicha.

KHAAM-EL



La Dicha, honda y sincera, agradecida y confiada,
 te conduce, como una hermosa e intensa melodía,
 hasta el encuentro interior con la infinitud del Ser.



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