domingo, 2 de junio de 2019

ÚNICAMENTE ATIENDE A LA VERDAD

   Mira dentro, muy dentro de ti, y ve más allá de los pasajeros pensamientos que te impelen a demorarte con cosas pasadas o pretenden que te adelantes con cosas que aún no han sucedido. Confía en la paz del presente sin juicios de particular índole. Persevera en el aquí y ahora. No sigas escuchando la voz del miedo y sus sugerencias de futuros beneficios o goces que desde un supuesto ayer te exige merecer. Presta atención únicamente a lo que realmente es valioso más allá de caprichos y vanidades. Y -en verdad- sólo tiene auténtico valor la Verdad que, en su indivisa plenitud vacía de discordancias, nos bendice eternamente. Así que permanece consciente de lo esencial, santo y perenne. No le des significado al ego y sus pasajeras naderías de pretencioso reclamo. Mantente atento a la atención misma y no te disperses con diversiones que más pronto que tarde acarrean pesares. Ahonda. Conoce. No es una cuestión de cantidad ni de logros aparentes en la forma lo que trae la experiencia viva y plena de la Verdad. Medita, ora, profundiza en lo importante, simplifica... hasta escuchar sólo la Voz de la Verdad en lo más íntimo de ti, en medio del silencio mental y la quietud del corazón...

   La Verdad nos dice: -si estás cansado de sueños, si estás cansado del mundo, si estás cansado de ilusiones, si estás cansado de personalismos, si estás fatigado de querer tener razón con la identificación con el cuerpo/intelecto, ven y síguememi carga es ligera y mi yugo llevaderotoma tu cruz, dame tu historia, tus angustias y desvelos, caminemos juntos hasta que todo retorne a la consciencia indivisa; permite que, a cada paso que demos en comunión, todos los errores de percepción, juicio, acción u omisión, te sean perdonados. No temas. Todo tu dolor era ilusorio, todas tus penurias, enfermedades y conflictos eran las fantasías de un yo imaginario, todos tus deseos y codicias eran tentaciones que nada ofrecían realmente; el placer y el éxito, las riquezas y tantas y tantas cosas que valorabas en el tiempo, no eran más que sufrimiento por venir. Abre la mirada del alma y comprende... toda tu vida mundana es tan sólo un sueño de resentimiento y horror que intentas solucionar en el tiempo... y el tiempo tan sólo acarrea destrucción y muerte. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta de tus sueños de limitación y evasión! ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta ángel de Dios! Duermes, duermes profundamente, imaginando estar despierto; no hagas caso de los pensamientos que en tu propia mente te empujan a desconfiar, defenderte y atacar, no te separes más del Amor. No sigas dándole significado a la marcha fúnebre que quiere prolongar tu estadía en el tiempo para finalmente dejar un epitafio en él. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta ahora, aquí! No más nombres, no más cantidades, no más rostros que envejecen hasta el polvo y el olvido. Estate atento al mensaje de salvación que traigo a tu extenuado ánimo... no es una cuestión de aprendizaje personal ni de destacar entre el común, sino de sencillez y humildad; no tanto obtener como compartir. Es un unir y no un segregar; siempre perdonar, nunca condenar; servir, en vez de pretender ser servido. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! Esa herida abierta que te desangra el alma entre terribles dolores ya ha sido curada desde antes de todo antes; nunca ha sido real, jamás ha podido ciertamente tener consecuencias en la eternidad.

   Ten fe. Ten fe. Ten fe en el poder del Amor de Dios. Ten fe en que tu naturaleza esencial, al igual que la de tu prójimo, es una con la de Dios. La santidad envuelve al mundo entero y lo perdona. Bendice sólo todo lo creado por Dios y el resto deséchalo por la nada que es. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta heman@ en el espíritu! Despertemos juntos en un único y definitivo despertar a la plenitud de Lo Real, al Cielo infinito que nos aguarda tras un corazón lleno de pureza e incondicionalidad. Abre tu mente a lo insospechado. Abraza a tu prójimo con el corazón lleno de fraterno Amor. Confía. Confía. Confía en lo eterno y santo... déjate revestir con la vestidura del espíritu... todo luz, siendo todo luz... consciencia consciente de ser consciencia y no un pedazo de ideas transitorias asociadas a un también transitorio cuerpo. No idolatres más la carne y, mientras estés en este mundo, agradece y permite que el Santo Espíritu de la Divina Unicidad te guíe de vuelta a Lo Inefable. Estate en el mundo sin ser del mundo, dale a tu prójimo la mano de igual a igual, sea cual fuere su condición, y juntos, hermanados en el propósito de servir a Dios y a la Vida Una (Su Creación), compartid el recuerdo del Amor Perfecto.

   Si tienes fe -sigue diciéndonos la Verdad- y ya no te comparas ni sopesas entre ilusiones, no viendo grados diferentes de perdón frente a grados de condena, si ya no mides o baremas desde un juicio personal, si ya no pretendes aparentar saber lo que no conoces a ciencia cierta y, de corazón, deseas volver a ver aquello que negaste porque es la Verdad, esa fe será fe viva, y, dulcemente, te despertará del sueño del ego. Camina, pues, con fe, a través de la tierra baldía de la desesperanza. No escuches al miedo, nunca será un buen consejero, porque sólo aconseja desde sus premisas limitadas y, en ellas y por ellas, te dejará finalmente atrapado. Te invito a una nueva manera de pensar... en comunión conmigo, la Verdad. Ninguna justificación de contradicciones o excusas te llevará a buen puerto. Camina. Camina. Camina hasta el final, nada real has de perder, el resto sencillamente sobra, no sirve. Lo pasajero es inútil en la intemporalidad del ser. Por tanto camina aquí y ahora con una mente completamente en paz... en esa quietud se avanza deprisa; la paciencia infinita, ¿recuerdas? tiene resultados inmediatos. El tiempo es imposible en la eternidad. Luego el fin del tiempo y sus ilusiones acaba siempre exactamente aquí, precisamente ahora, en el instante santo de la expresión de Amor donde la salvación se consuma. ¡Bendiciones! Comparte, comparte el Amor de lo santo. Escoge el espíritu y no el apego a la carne (el ego); todo irá, entonces, bien, muy pero que muy bien. Santo herman@ mí@ en la salvación elige de nuevo y no te demores por más tiempo en el tiempo siguiendo a la fragilidad del ego que dice ser poderoso. La vestidura de la carne siempre va acompañada de padecimientos, heridas, enfermedades y achaques. No te fijes en esos ropajes; fíjate en lo eterno e incorpóreo, en lo puro y bendito. Pon ahí, en lo santo y lleno de genuino Amor, tu tesoro, y ahí estará tu corazón, tu libertad y tu dicha infinita. Elige de nuevo y, en vez de una queja, sé un aleluya para el mundo. Sé un regalo que le recuerda al prójimo que él es también un regalo junto con todos en lo más hondo del corazón... démonos sin medida, sin esperar nada a cambio; démonos plenitud y ésta nos colmará de nuevo para siempre. Disfruta del dar, del compartir, del comulgar en la unicidad del espíritu... paz, ilimitada paz mental; dicha, inconmensurable dicha de ser; sat-chit-ananda; Amor, ilimitado Amor; Dios, eternamente todos en Dios.

KHAAMEL



La Verdad es una Buena Nueva de comunión y armonía 
en la eterna unicidad del Amor.
Las partes no son tales... 
¡Aleluya!
Tod@s, en esencia y bendición, 
conformamos un conjunto inseparable de jubilosa plenitud.




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