jueves, 19 de diciembre de 2019

AHONDANDO EN LA CONSCIENCIA MEDITATIVA

   Inquiere en lo esencial y no desperdiciarás tu búsqueda con lo banal. Porque si no se busca de veras la Verdad no puede encontrarse nunca lo realmente valioso. Por eso, has de cuestionarte con honestidad si buscas de verdad la Verdad. Si así es, es hora de que lo inservible sea retirado por completo del cotidiano vivir, para poder realizar lo esencial y auténticamente provechoso. Estate atento a la atención que le prestas a las cosas transitorias y si te interesan en demasía, olvidando las eternas y plenas. Mira tu mirar. Piensa tu pensar. Reflexiona tu reflexionar. Escucha tu escuchar. Toca tu tocar... Medita sin pretender meditar de una forma determinada, porque si se establece un objetivo personal para la meditación, nunca hay verdadera meditación. Pon total atención a la atención que atiende, a la conciencia que consciencia, y enfocarás de nuevo a Todo Lo que Es... Estás eternamente incluido en el Amor. No te angusties. Pausa la prisa por pausar. Acepta y estate completamente presente en lo aceptado. Agradece el pasado -sea el que fuere para ti-, porque si lo agradeces lo liberas de tus expectativas particulares y te abres a lo universal e inefable. No te tomes nada de forma personal o seguirás imaginándote al imaginarlo todo. Desecha tanto los pensamientos que te hacen sufrir como los que te deleitan, ya que sufrir no trae nada bueno, a la vez que lo que deleita acrecienta el miedo a perder el objeto/sujeto deseado, por lo que también acaba haciendo sufrir. Reflexiona y evidencia lo evidente, no es bueno ni da nada ciertamente valioso sufrir. Y lo que no es bueno es inútil. Y no hay mayor inutilidad que conservar aquello que se considera útil y no lo es. Conoce completamente o no conocerás de cierto nada. Ahonda. Buscar sólo el bien propio, conlleva el mal general; más buscar el bien general incluye siempre el bien propio, porque el bien o es para todos, o no es bien. Ve a lo esencial, a lo íntimo; no lo protejas, compártelo... el miedo no es útil, el Amor sí. El ego no es útil, el espíritu sí. Imaginar distrae de lo real, en consecuencia, es inútil. Y lo que es inútil, por mucho que quiera ofrecer algo de valor, es vano e insustancial.

   Toma consciencia de la Consciencia. Jamás aprecies lo pasajero o, de decepción en decepción, te despreciarás sobre todo a ti mismo y al mundo entero por extensión. Contempla la mirada con la que miras lo que supones ver... No te defiendas de tus temores. No huyas de tus miedos ni te esfuerces por vencerlos... no pelees contra la pelea ni le des realidad a sus vanas pretensiones. No culpes ni te culpes. No ensalces ni te ensalces. No quieras transformarte desde tus dudas, ansias o temores... las ilusiones son inútiles cáscaras vacías. Vive atento a la atención misma y lo comprenderás más allá de todo conceptual entendimiento... Todo ya es en ti, ya es en todos, ya es en todo. Querer asir y poseer es un penoso delirio de carencia. Fuera de ti mismo todo se derrumba... hasta tu propio cuerpo... hasta tu propio intelecto... nacer y morir son dos aspectos del mismo sueño. Medita en tu corazón traspasando hasta sus latidos... ¿de dónde brotan? ¿a dónde conducen? Indaga en lo más recóndito de ti... dentro... adentro... muy adentro... hasta que sólo quede la intimidad con lo infinito. Porque, con seguridad, la meditación sincera, constante, sin anticipaciones ni expectativas, vivida como un hábito de libre decisión es útil porque desilusiona de toda ilusión y libera de todo apego, trayendo conciencia consciente de ser consciencia a la inconsciencia, facilitando perseverar ante la intensidad defensiva de lo egoico en sus desesperados intentos de conservar sus ilusiones. Sí, meditar de verdad, establece de manera permanente paz interna frente al frecuente conflicto exterior, dicha de ser ante el abatimiento que tienta a sufrir, libertad de espíritu frente a la limitación de las formas, excelsa plenitud que comulga con todo lo considerado hasta entonces como divido... ahora, siempre, aquí, allende el tiempo... no dos.

KHAAM-EL



Profundiza... Medita... 
La mente libre de los escondrijos que el ego fabricaba
brilla desde lo más hondo de sí,
desde la sagrada vivencia de la plenitud, 
desde el Amor infinito...  
en la Pura Divina Unicidad.



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