martes, 3 de diciembre de 2019

DESPIERTA A LA INFINITUD DE LA CONSCIENCIA


¡Despierta!
Descendiendo torpemente hasta el abismo
al confundirlo con lo sublime
el corazón se rompe, tiembla y protege.
Temiendo amar -en su dolor- acaba pesaroso
ocultándose tras su fragilidad autoimpuesta.
Ver el mundo solo con los ojos del cuerpo es ceguera
y buscar en él sus efímeros goces y éxitos
trae pronto el amargor de lamentos y tropiezos.
Escuchar el discurso del mundo como si fuese cierto
abotarga el entendimiento hasta lo inimaginable
con cambiantes saberes que nunca explican nada definitivo
pero que se arrogan excelencia con impúdica vanidad.

¡Despierta!
La Consciencia ve la luz en las miradas
rasgando el burdo velo de la materia...,
ascendiendo liviana...
soltando aquello que se arrastraba corruptible y pesado,
rompiendo aquello que rompía,
quebrando toda división con la unicidad de lo intangible
y sanando al corazón: ahora por siempre enamorado;
sin temor a ser herido, olvidado o perjudicado.
La transparencia de la Voz
pronunciada desde lo más hondo de la esencia
muestra la senda que no desvía al alma de su pleno destino.
Aquiétate y sabrás que en lo pasajero no hay saber verdadero.

¡Despierta!
No escuches pensamientos ciegos. No sigas creencias tuertas.
Nada conocen más allá de sus propios límites.
Toma con libre determinación el gobernalle de tu vida
y déjate guiar poderosamente humilde por la suave Voz del alma,
esa cálida y venturosa brisa que apacigua tormentas,
que cura parálisis, cegueras, lepras y sorderas...
resucitando de la carne inhóspita
a todo aquel que confía en el Espíritu...
Sigue sólo Su vibrante y excelso tono de sinfónica orquesta
acompasando eternas y gloriosas bendiciones
que nos evocan directa y milagrosamente
el Todoabarcante Corazón de Dios.














¡Despierta!
La Consciencia siempre ve y escucha más allá de toda apariencia,
más allá de perceptivas lógicas de inciertas premisas
y de dogmas de monolítica cerrazón.
Sí, ve y escucha más allá de disimulos y falacias, de lujos y aplausos,
de evoluciones o involuciones, de medidas, cálculos o particularismos.
La Consciencia siempre ve y escucha más allá
de lo humanamente conceptuado o sentido
en su despierta presenciación del sustancial flujo de la vida...
de esa vida que es genuina Vida...
gozosa, radiante, infinita, bella, inmaculada, eterna, santa, inefable
bienaventurada, gloriosa, y rebosante de incondicionalidad...
rebosante de Dios... rebosante de Amor.

¡Despierta!
Acógete al corazón. No temas. Persevera.
Confía. Sé paciente. Ahonda en lo íntimo
hasta que sólo brilles y palpites en lo sagrado...
No rehuyas lo esplendente persiguiendo externos oropeles.
La Iluminación es inevitable en ti y en todos
ante la imposibilidad de perduración de las tinieblas.
El encuentro interior con la infinitud del Ser 
te espera tras la renuncia al ego
con ojos y oídos completamente abiertos
a la esperanza de consumación aquí y ahora... eternamente.
La Consciencia conoce de verdad la Verdad.
La Consciencia se sabe indivisa de la Divina Unicidad.

KHAAM-EL



Sigue los acordes musicales 
con la mente en paz,
con el corazón abierto... 
Ahora... Aquí. ..
Confía en la clara visión de la Consciencia. 
Ten fe en la sabia escucha del Alma... 
Recuerda... recuerda la Divina Unicidad en lo profundo 
para elevarte hasta lo infinito.




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