Distiéndete sin temor; con alegría queda en íntima calma... Y... ¡Feliz reNacer! No tienes que aprender nada en especial, no tienes que hacer nada destacado o llamativo... Únicamente en este preciso momento y lugar fluye con la vida tal y como en lo sustancial es... Únicamente la pantalla y las letras en ella resaltadas. Únicamente la mirada que las contempla. Únicamente lo que hay. Únicamente el silencio mental que no se distrae del presente. Únicamente honda comprensión sin esfuerzo. Únicamente lo permanente, lo veraz y sin contrario. Únicamente el libre vuelo del Alma en el cielo raso y brillante de lo santo. Únicamente una constante Navidad del Corazón que trasciende calendarios, horarios laborales y mundanas celebraciones... Únicamente iluminación, tenebroso pesar imposible en un presente pleno de Dios. Únicamente despertar de un errático sueño inexistente en el centro mismo de la consciencia consciente. Únicamente este instante, espléndido, único, ilimitado, vacío de temor y lleno de amor; sin expectativas, feliz aquí y ahora, libre de veras, sin titubeos ni prejuicios. Únicamente la acción inmediata de lo fraterno... compasión que a todos alcanza y abarca. Únicamente la incuestionable paz de lo simple, de la sencilla e inacabable bendición que nos vivifica. Únicamente un abrazo infinito de indistanciable plenitud. Únicamente lo que soy, lo que eres, lo que somos... Obvio, lo que nunca fuimos -aunque aparentó ser- nunca estuvo. Únicamente todos siendo ES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario