domingo, 22 de diciembre de 2019

LA LUZ DE LA MIRADA INFINITA

   Esconderse tras vergüenzas como defensas es atacarse en lo nucleico. Confía. No te ruborice mirar miradas con la inocencia de la amigable disposición a servir de todo corazón como testigo de la paz de espíritu, como compañero fiel de tu prójimo, como sonrisa que disipa angustias y pesares, como esperanza presente ante los embates del tiempo... Volando con el Alma libre del lastre de la memoria o desmemoria (según se mire) personal y de sus pretenciosas sentencias interesadas; feliz como un niño, viviendo sin doblez, confiando en la bondad del Amor que en lo profundo de los corazones palpita. Persevera, por tanto amig@, en la dación humilde de tu mirar con pureza, y la puerta al Cielo se encontrará disponible para ti y tu afín... porque, cuando desde lo más profundo de la pupila se mira a lo más hondo de la pupila de nuestro prójimo, el brillo de la mirada nos hace uno en la visión de lo no limitado ni limitante, en la contemplación de lo inmarcesible, en lo sin horizonte e inorillado, en lo no propio ni diferente, reConocido a la luz de la mirada infinita, del atestiguamento sustancial mediante el que nos relacionamos siempre de igual a igual en lo indefectible, sagrado y eterno. 

   Contempla la contemplación de contemplar y no habrá distancias que te circunscriban a un cuerpo y su falaz mundo. Eres libre, ciertamente, cuando no te esclavizas a la desconfianza surgida de pretender significar lo fugaz. No te conjetures y abre la consciencia a ser consciente de ser consciente, sin distraerte con maquinaciones a posteriori elaboradas por un a priori de supuesta credibilidad, fijo en un recuerdo que lo interpreta todo desde el dolor y el miedo. Despréndete del pasado que tanto pesa, sin más remilgos... con contundente determinación preséntate en el presente con una incondicional actitud de honesta y humilde entrega al Amor de Dios. Mira las miradas con inocencia, reconociendo en ellas el fulgor de la tuya, sintiendo que comparten una misma esencia, y la Luz emergerá en el amanecer de tu alma. Regocíjate, nada puede irte mal ahora si no buscas particular triunfo, si no quieres exclusivo querer. La perfección no sabe de formas ni formulismos, ni tampoco formula fórmulas con las que cuadrar supuestos descuadres en las cuentas propias o ajenas... esa confianza perdona y obra milagros en la vida que discurre, ahora, inexorablemente hacia Dios. No te confundas ni confundas más en tus relaciones... lo personal, el ego, condena en su ciega prisión y se queja; mientras que, lo impersonal, el espíritu, libera en su libertad y bendice sin cesar. Abre los ojos a la Luz y no te escondas tras las tinieblas de la desconfianza y la carne. Sé libre, liberando. Sé lo real, no compartiendo ilusiones. Sé lo indiviso, no juzgando. Sé pleno, no dividiendo. Ama. Ama. Ama sin medida ni expectativa.... plenamente.

KHAAM-EL



Confía, sigue adelante; 
deja el temor y la vergüenza atrás...
Bendita es la luz de la mirada 
que contemplas en tu prójimo
para recordar cómo la tuya es indivisa de la suya... 
de la nuestra... de la de todos.
Se nos ponen en el camino testigos de la inocencia
para juntos regresar a Dios y la Vida eterna; 
nunca para un motivo mezquino, interesado o limitado. 





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