jueves, 26 de diciembre de 2019

LOS MILAGROS ABUNDAN EN LA FE

   La paciencia y la fe finalmente triunfan sobre la prisa y la flaqueza. Ahonda. Medita. Ora. El mar de las emociones se agita y embravece por vientos de furia surgidos del miedo y la desgracia; su oleaje zarandea con ímpetu ciego al desprevenido, poniendo en riesgo su calma, alegría e integridad. La irreflexión es un huracán, un arma que, sin piedad, empuja a la deriva del juicio caprichoso a todo aquel que encuentra en su camino. Las armas, todas, sólo favorecen a la muerte. La palabra afilada de lo personal es un arma cruel, disfrazada de buenas y razonables intenciones, que sopla con fuerza inesperada descargando furores... no te aferres a lo personal, no te justifiques frente a justificaciones, no te expreses desde ahí, no mantengas relaciones de dolor y desconfianza, "el que a hierro mata a hierro muere". Diles adiós a las heridas que te afligen, pues sólo desean herir, y herir hasta matar; sánalas mediante el perdón de todo reproche victimista sobrevenido de la ira y la frustración. A su tiempo, el oleaje se calma tras la tempestad y la cosecha se recoge después de la siembra... no anticipes desastres o carencias, o perecerás por tu propio miedo. ReNace a la vida verdadera, a la del espíritu, a la de la comunión esencial de tod@s. Despídete de la desconfianza y vivirás en el milagro, pues los milagros abundan en la fe. A veces (la mayoría) es necesario despedirse de viejas inercias para darle la bienvenida al Amor y saltar con él al vacío en el que evidenciamos cómo en Dios no nos hundimos bajo las turbulentas embestidas del dolor ni nos ahogamos en los inmisericordes remolinos de la desesperanza; ahora no hay corriente que nos separe de Su firme mano, caminando seguros (por Su gracia) sobre las embravecidas aguas del diabólico ego, y siendo al fin hallados y salvados por Su infinita misericordia. Entonces, la tempestad cesa en el silencio de la mente donde Su Voz se escucha clara; reNaciendo así, con confianza, al presente. Libres de cualquier expectativa o recelo, exonerados de toda culpa en la Luz de la Inocencia... en la que podemos VerLo con claridad y seguirLo en paz hasta el Cielo aún sacudidos por las más feroces tempestades que ahora son sólo ecos lejanos y difusos que no perturban la plenitud del Alma.

KHAAM-EL 



Ten fe en el poder del Amor de Dios;
 Su Paz vence toda tempestad
que el ego provoque
con inesperados milagros 
que nos conducen, con seguridad, hasta Él....
hasta su Gloria y Plenitud





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