lunes, 30 de diciembre de 2019

NO ACABES NADA PARA DESPUÉS RECOMENZAR TU HISTORIA (Edición revisada y ampliada)

   Profundiza en la relatividad del tiempo y sus sucesos; no cometas el error de tratarlos y, en conseuencia, vivirlos como absolutos existenciales, pues semejante manera de pensar y actuar sólo te traerá innecesario pesar. Ahonda, indaga y comprende con plena consciencia que todo lo perceptivo viene y va: reiterando incansablemente lo dado por terminado y acabando, al cabo, lo recién comenzado en ciclos de ciclos que cíclicamente se superponen hasta el absurdo..., un segundo es poco para una hora y una hora lo es para un día y éste para una semana, lo mismo que la semana lo es para el mes y éste para el año que -a su vez- es menudo respecto a una década que, evidentemente, lo es para un siglo que, sin duda, queda escueto ante un milenio que es como un breve suspiro ante un millón de años que son nimios ante un eon; tiempo éste que, en última instancia, es como un chasquido de dedos para lo eterno e intemporal. Reflexiona y despierta de ensueño del tiempo que todo enreda y confunde. Cuando termino de escribir lo antedicho, en el calendario gregoriano mañana es san Silvestre, el último día del año, el final de un ciclo que posibilita el principio del siguiente (2020), que también a su vez acabará para traer el que le sigue (2021), etc, etc. Te invito, desde la reflexión anterior, a que dejes de perseguir suculentos deseos que repetidamente se desgastan y en vez de satisfacción frustran y en lugar de beneficiar traen desastre. No te amodorres con ilusiones y espabila. No hagas como el gato Silvestre (el de los dibujos animados) que obsesivamente va detrás del canario Piolín, imaginando que va a darse un gran festín y, repetidamente, sale defenestrado de sus intentos. Ríete, pues, a carcajadas -es muy sanador- de tus capítulos seriados que parecen diferentes y, en verdad, no son más que la misma historia con ligeras variantes. Perdona la locura de los deseos que ansían algo especial, y vive con sencillez la unicidad de la dicha presente, que es siempre la misma, suceda lo que suceda. Por eso, como señala 'Un Curso de Milagros': "Haz que este año sea diferente al hacer que sea lo mismo. Y permite que todas tus relaciones te sean santificadas.". No juegues más el juego de la relación especial, esa que los deseos te muestran como apetecible y que siempre acaba del revés; como en los dibujos animados, donde todo son chocantes giros inesperados, con un gran batacazo como colofón tras múltiples trompicones.

   Da un salto en la consciencia y salte de la corriente temporal... queda en el ahora limpio, inocente, en paz, sin expectativas. Ten presente que siempre termina lo que comienza, más nunca acaba lo que no empieza. La eternidad no sabe de tiempo, ni de orígenes diferentes a su ilimitada naturaleza, y es siempre ahora. No te distraigas con ciclos imaginarios de humana factura, pues igual que aparecen, finalmente, desaparecen. No acabes nada para recomenzar tu historia de otra manera, o repetirás lo mismo con otras caras y lugares. Aquiétate en lo profundo y sé feliz ahora. No le pidas al tiempo que te traiga nada; porque, al cabo, te lo quitará. Permite que todo lo que recomienza termine para no regresar jamás como un futurible a desear, y vuela libre por encima de lo paradójico y repetitivo. Celebra sencillamente el instante siempre, abandonando el apego a celebrar con desmedida efusión recurrentes festividades intercaladas de tediosas fatigas reiterativas. No le sumes a tu vida dígitos que la fraccionen o constriñan como si estos te definieran y configuraran. No acabes ningún año como si algo consistente finalizara y no principiarás otra inconsistente consistencia imaginada. No descorches espumosa euforia o tendrás lánguida y pesarosa resaca. No le pongas expectativas a ningún samsárico ciclo y reconocerás, gratamente sorprendido, lo evidente: el espíritu, la vida verdadera, trasciende el tiempo y sus figuraciones en la luz pura del Amor pleno y eterno... Sé presente, sé consciencia clara, viviendo libre, día a día, sin prisas ni demoras, con humilde pero seguro paso, y lo infinito -en su sagrada plenitud- no será diferente de tu ser, siempre ahora, sea cual sea el aparente ciclo en el que parezcas circunscrito. ¡Despierta! El presente siempre es punto y final de las ilusiones si no lo quieres convertir para perpetuarlas -por un ciego afán personal- en punto y coma, en punto y seguido, o aparte.

   El Amor que somos en esencia y eternidad nos ofrece el presente libre de egoicos prejuicios, palpitando en una celebración del Alma que no precisa de fechas especiales para salir de rutinas infernales. Todos los corazones latiendo al unísono en una misma luz, en un mismo Cielo, en una misma bienaventuranza. ¡Despierta! Ya eres pleno en el presente; para que tú, a su vez, también lo compartas y extiendas a todo aquel que atrapado en la ilusión del tiempo, y cansado y decepcionado de ella, quiera escucharte y unirse a la liberadora comunión de Espíritu... a la Plenitud de Dios... a la liberación de las ataduras del cuerpo y sus breves y vanos asuntos... Y, en la renuncia al apego al tiempo y sus cíclicas historias, de repente: la Luz... Paz, Alegría y Bendición... todo lo viviente de antaño, hogaño y porvenir comulga en la Divina Unicidad de lo santo, en la gloria de lo inefable... Tan sólo, jubilosamente, exclamar: Prójimo de mi corazón: ¡Feliz Ahora a la Eternidad!

KHAAM-EL



Vive con sencillez el momento que vives,
con serena presencia,
confiando en que la Divina Unicidad acariciará tu alma
en el presente, 
y no en un inalcanzable mañana
fabricante de absurdos ciclos de dolor
que inútilmente suspiran con su cese,
 y la dicha de ser en comunión te acompañará fiel
desde el sueño del tiempo hasta la eternidad...
allende tu personal historia,
allende todas las historias personales,
más allá de todo imaginado allá
en un bendito aquí y ahora lleno del Amor de Dios.




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