viernes, 17 de agosto de 2018

LO INDIVISO SUBSANA EL ERROR DE LO DIVISOR

   Como dice el refrán: 'Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces". Buscar un éxito personal, un relumbre sobre los demás, ya es en sí un fracaso, porque proviene del ego, de lo separativo e inestable. Ya que en el Amor, en Dios, en la Verdad, todos ganan para siempre. ¿Por qué habría de ganar, entonces, alguien de de forma especial? ¿Por qué debería perder otro para beneficiarse uno? Profundiza en lo esencial. Afanarse exclusivamente por el éxito personal lleva finalmente al fracaso, a causa de un tremendo error de juicio que aboca a una penosa desolación anímica y existencial. Como señaló Buda, ir tras los deseos es el origen de todo humano sufrimiento. Anhelar con frenesí algo es dolerse en su ausencia o angustiarse por su mantenimiento. Sólo lo que siente miedo quiere imponerse y doblegar, al igual que la pequeñez es la que quiere resaltar y brillar para alcanzar grandiosidad. El dolor es lo que suspira por sentir placer. El fracaso quiere el éxito y lo que se juzga feo quiere embellecerse. La ignorancia acopia conceptos y teorías para aparentar sabiduría. La vergüenza disimula soltura o huye, mientras la tristeza va tras la evasión o finge sentir lo que no siente hasta romperse en un mar de lágrimas. Comprende que únicamente es el pensamiento egoico el que quiere imponerse a la pureza esencial de ser indiviso a la Divina Unicidad, al hacerse pasar -con engreído y taimado descaro- por un dios. Si sigues sus consejos egoístas te identificarás con su idolatría, al creer que esos deseos personales que te acucian son tu ser, o que las tendencias que te empujan a actuar de una determinada manera son tu naturaleza; convirtiendo al ego, que tú mismo has fabricado, en un dios a tu medida. Entonces te llenas con sus contradicciones, quieres vivir y a la vez temes vivir; protegiéndote del miedo con el miedo únicamente consigues que éste aumente y aumente desmedidamente. Rectifica tu rumbo, pues si sigues por este camino de personal juicio siempre te toparás con el fracaso, con lo insustancial, con lo doloroso y enfermizo. Querer imponerse proviene del miedo y todo lo que proviene del miedo es un querer convencer a los demás de las propias excusas contemporizando con las suyas para intentar convencerse a uno mismo de que las propias son ciertas. Duda de tus dudas y no las escondas ni disimules. Sólo puede corregirse un error tras reconocerse. Lo personal, egoico, aparente y corporal, en su evidente transitoriedad, no puede dar nada realmente valioso. Corregir ésto y encaminarse hacia lo universal, espiritual, verdadero y eterno, es la dirección correcta. 

   Ahonda... Comprende... Cuando juzgamos los acontecimientos desde lo personal todos estamos equivocados, en esa parcial perspectiva la completitud queda velada, en esa relativa visión del entorno lo veraz queda distorsionado. Por ejemplo, tú dices hoy ha sido un día maravilloso, me ha tocado la lotería y me han concedido un premio importante, ¡qué grandioso día!; mientras que tu vecino ese mismo día dice, hoy ha sido un día desastroso, se me ha roto el reloj y estropeado el auto junto con la nevera y la lavadora, también me han robado la cartera y he perdido a mi mascota. ¡qué mierda de día! ¿Quién de los dos tiene razón respecto al día? Tú, desde tu perspectiva limitada, si no tienes en cuenta al vecino, estarás convencido de tú razón; al igual que el vecino desde la suya, si no te tiene en cuenta a ti, estará convencido de la suya. Por lo tanto, las razones parciales están equivocadas ambas, al no asumir la totalidad que las abarca e incluye. Por eso, hay que abandonar los juicios y permanecer ecuánime. No ignores lo obvio: nunca tendremos ninguno razón desde nuestras historias particulares, justificarlas es un mayúsculo error. Cuando ésto es visto con claridad, puede experimentarse la corrección, ese milagro que nos desidentifica del ego, que nos libera de lo personal, de lo limitado y limitante... ahora, puedes vivenciar, tanto si pareces vivir un buen día como un mal día, la paz mental y la dicha honda de ser consciencia consciente del flujo de los acontecimientos temporales, estando en el mundo sin ser del mundo, contemplando el transcurrir del tiempo sin ser atrapado por él, permaneciendo en lo definitivo, en lo eterno y santo. Las imágenes cambiantes ahora, aquí, siempre, ya no engañan y, de improviso, el fingir saber algo cuando en el fondo se sabe que no se sabe, se disuelve dando paso a ese saber pleno, ese saber verdadero que subsana todos los errores perceptivos de una mente egoísta y divisora, retornándola al Conocimiento Indiviso, a la Plenitud del Ser, al Amor Eterno, a la Bienaventuranza de ser Uno en/con Dios.

KHAAM-EL



La solución a tu circunstancia se halla siempre en el presente...
Aquieta tu mente y quédate en paz,
en profunda paz mental...
Sumérgete en el bendito flujo de lo universal 
y trascenderás el doloroso desgaste de lo personal.




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