
Ahora, en la abdicación a toda lucha y justificación, hallas perfecto remedio... esa paz infinita que mana desde lo más sagrado de ti, está a cargo de todo lo que haces. Ahora, ella, lleva esas aparentes batallas a su conclusión definitiva; ya no vas por el mundo queriendo obtener algo especial ni huyendo de tus temores proyectados allende tus límites perceptivos. No acumulas defensas, se acabó el ataque. Ahora vas dando testimonio, congruente, feliz, con generosa actitud, de que identificarse con lo impermanente es el error de pensamiento a subsanar y das tu vida transmitiendo este mensaje de salvación, entregando gustosa y continuamente tu vida impermanente con el corazón lleno de amor, sin esconderlo ni protegerlo, sin temor a que lo partan en mil pedazos. Ser esencial dando lo esencial termina con lo superficial e insignificante. Sabes que algún día lo caduco ha de desaparecer y estás atento a lo permanente, a lo santo y pleno. Sin prisa y sin pausa, extiendes este mensaje de eternidad, de espíritu que trasciende toda carne y todo tiempo, que ahora es uno en ti... sabiendo, como mensajero, que tú no eres el importante; lo importante es el mensaje que el mensajero trae. Y sabes que transmitirlo hasta el final es el principio a la vida eterna, la vuelta al Hogar celestial, el retorno al Amor y la Verdad, tras un encuentro interior con la infinitud del Ser... Dentro, muy adentro, lo ilimitado... Lo esencial deshace la posibilidad de error. ¡Bendiciones! Todos somos comunión en 'No dos'... en Dios Vivo, en lo Nirvánico... puro Tao, Sat-Chit-Ananda... Brahman, el Absoluto, la Divina Impersonalidad... Inconmensurable Completitud Bienaventurada.
KHAAM-EL
Ahonda con honestidad y constancia en los ilusorios recovecos de la mente
para hallar la ilimitud del SER.
Reconocer el error de lo personal es el remedio que nos devuelve a lo universal,
pues lo esencial deshace cualquier posibilidad de error.
No hay egos en la Divina Unicidad, la Verdad es una y para todos...
Profundiza en lo indiviso e incondicional de este mensaje;
fundirse en él, transmitirlo con sinceridad y desprendimiento
lo evidencia real.
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