Al igual que el agua y el aceite no ligan, la carne y el espíritu no se amalgaman entre sí; o escoges una u otro, pero no se puede estar en ambos a la vez. La interacción entre la oscuridad y la luz es de cierto inviable: donde hay luz no hay tinieblas y donde aquella está estas últimas son imposibles... de lo que se deriva que intentar relacionar lo que se repele por naturaleza es una acción estéril. El ego y el Espíritu nunca coexistirán, ergo los asuntos mera y mecánicamente mundanos (interesados en los cuerpos y las cosas) nada tienen que ver con los del Cielo (rebosantes de esencia y comunión).
Mientras
el ser humano busque la paz en su propio interés, no la habrá en el
mundo; pero quien esté dispuesto a librar la sagrada batalla
incruenta, a renunciar a sí mismo y sus adormideras predilecciones,
la encontrará en su corazón, y en abundancia. Convirtiéndose en
manantial de Vida Eterna, en Bendición de Amor
desinteresado,
emancipador y valiente, en Comunión de Espíritu.
Así
que, nunca se encontrarán en el resentimiento, la mentira y el
egoísmo, por muy buenas maneras que lleguen a ofrecer externamente,
paz de espíritu ni veracidad; mas con la paz de espíritu y la
verdad, por rotundo que pudiera ser su aspecto en lo perceptivo,
éstas se incrementan milagrosamente en el alma y la confianza en
DIOS se multiplica de manera exponencial. Porque la Paz de DIOS no es
la ausencia de conflictos en este mundo, al contrario es la
apercepción, confrontación testimonial y posterior desligamiento de
todos los tejemanejes e hipocresías conque éste quería seducirnos,
imponernos y esclavizarnos.
Nada
es lo que parece. No hemos venido al mundo a ser aceptados, y mucho
menos encumbrados, por él y sus pomposas instancias, sino a salir de
su influjo maligno y egoísta junto con todos aquellos prójimos que
quieran unirse a la Verdad, la Luz y la Vida.
KHAAM-EL