Cuando, al estar conscientes de veras, no se pasa por alto el presente con egoicas distracciones de temporaria expectativa o remembranza, revela éste su evidente plenitud, su rotunda ecuanimidad, su palmaria imparcialidad liberadora de las vanas pretensiones particularistas que nos aprisionaban tras ilusorias y transitorias angustias de dolorosa carga emocional que se tomaron por ineludibles. Ya que, como nos muestra la lección 3 de 'Un Curso de Milagros' ('No entiendo nada de lo que veo',) un yo imaginario (ego) no puede conocer ni entender nada realmente.
KHAAM-EL
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