domingo, 16 de junio de 2019

LA DICHA SE VIVE EN LA PERFECTA HONESTIDAD

   Recapacitemos y no nos autoengañemos con superficiales capas de buenos modales que ocultan furias, avideces o pesares internos. La mayoría no transforma sus vidas para bien porque justifica sus excusas como si éstas fueran razones de peso. Nunca caigas en la picaresca del disimulo para obtener algún fatuo beneficio personal, no te dará más que un placer pasajero que al poco troca en dolor y culpa. Esquivar la solución esencial, y por tanto definitiva, queriendo fabricar otras a la medida de particulares sueños, es la única problemática que prolonga la insatisfacción y el sufrimiento divagando entorno a lo superfluo e impermanente; porque no hay locura más pertinaz que aquella que quiere pasar por cordura ni angustia más acuciante que la de resignarse a no sanar el origen de la misma al procurar tan sólo mitigar sus perniciosos efectos, sus volátiles logros e infundadas expectativas con fantasías que finalmente se convierten en desaliento, pesadumbre u horror. Aposentar la consciencia en el presente es crucial para mantenerse en la claridad de pensamiento, puesto que ir de acá para allá como una veleta que no tiene más criterio que la dirección hacia donde sopla el viento de la opinión ajena es un caos, un absurdo sinsentido intelectivo, disimulando su fatal desorden al confundirse con la moda de turno no asumiendo la responsabilidad del propio pensamiento.

   Es necesario un viraje drástico en la manera de pensar para reconducir la situación vital no dándole más crédito a la indolencia, al resentimiento o a la autocomplacencia que (sin recato alguno) lo egoico fomenta cuando se busca al responsable del propio infortunio siempre fuera y nunca adentro, disimulando pícaramente sus faltas mientras exagera las del prójimo. Por tanto, debemos ir más allá de apariencias o fingimientos, pues la honestidad es una actitud interior fundamental para no desviarse de la dirección correcta que desvanece todo error y toda duda, que disipa cualquier ilusión por tentadora que se muestre en su, ahora, vano intento de pasar gato por liebre. Así que no sucumbas al autoengaño y no te cuentes más cuentos de infantil y egocéntrico discurso, puesto que no hay ninguno que no termine en tragedia: los cuerpos nacen para morir; únicamente el Espíritu es Vida y Dicha. Ve al meollo mismo de ser. No seas más un absurdo parecer ser, que con desesperada e inútil astucia finge ante los demás pensar y sentir aquello que ni piensa ni siente, sólo para no sentirse aislado y abandonado... Ahonda con congruente disposición constante, profundiza en tu mente sin dilación que valga, y lo inefable emergerá desde lo hondo para infinitarte en lo esencial, en lo puro y eterno, en lo santo y bienaventurado. Ahonda... Ahonda... La honestidad interior libera del sufrimiento que el ego acarreaba... Enraízate, sí, en el ahora con determinación inquebrantable y el sueño del tiempo y espacio, que considerabas tan real -ese ego inexistente pero que tú imaginabas ser-, ya no podrá arrancarte jamás de la plenitud de ser lo intemporal.

Ahonda... Ahonda...
No tengas miedo de que no te entiendan ni escuchen,
permanece veraz aunque el mundo te parta el corazón.
No busques apariencias bonitas ni mentiras fáciles que te aten al fingimiento
por temor a la soledad, la pérdida, el fracaso o la incomprensión
y halla la libertad de ser en plenitud ahora,
en este preciso y perenne instante santo de unicidad
donde la consciencia no condicionada por lo personal brilla feliz.
Ahonda...
Encuentra en lo interior la infinitud del Ser.
Sigue siempre enamorado del Amor
y no busques tanto que te amen como amar.
Experimentarás el final del sufrimiento y del miedo
para reencontrar la dicha de lo Inefable.

KHAAM-EL



Silencia la voz del ego que siempre disimula y miente
para, así, poder escuchar la sincera e inefable Voz del Alma.
Atiende en consciencia ahora...
Es en la honestidad donde se halla la confianza para volver al Amor.
Y cuando amamos, sin duda, todos felizmente ganamos
en un compartir lleno de gratitud.




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