viernes, 28 de abril de 2017

EL VERDADERO CAMINO ESPIRITUAL *

   El verdadero camino espiritual es mucho más simple de lo que desde el desquiciado razonar del mundo parece y se cree. No es necesario para transitarlo ninguna combinación numerológica propicia, ni hacerse una carta astral o buscar un culpable en los ancestros para explicar una problemática presente, ni siquiera se precisa como algunos sugieren un medium o canalizador al uso que aconseje -previo suculento pago- los pasos a dar en la vida, o visitar lugares y personajes determinados como si sólo en ellos radicará el despertar y salvación, ni mucho menos tampoco es necesario agarrarse a una piedra determinada para obtener no se sabe bien qué sutiles vibraciones que sirvan para alcanzar el equilibrio de unos indefinidos vórtices energéticos psíquico/corporales que están aparentemente obstruidos por energías negativas que proceden de las más variopintas coyunturas estelares (ufff, ¿¡!?).

   Simplifica y encuentra en tu interior la luz de la consciencia pura. La vibración del Amor es una frecuencia de pensamiento que es inherente a ti, y a todos, si no te distraes con la espiritualidad ficción que busca especialismos que, en vez de unir (auténtico propósito de lo espiritual), separan y enfrentan. Por eso, porque canto a tu libertad y a la libertad esencial de todos, más allá de los delirios de lo egoico, no me tiembla el ánimo al proclamar que cuando se sigue un poder externo sólo se hace el idiota; porque no hay comportamiento más estúpido que buscar la felicidad, la paz mental y el Amor fuera de uno mismo. Sí, es de una idiotez supina buscar empecinadamente abundancia desde una acuciante sensación de carencia. Reflexiona y ríete de lo contradictorio. No hay estupidez más mayúscula que creerse inteligente cuando esa supuesta inteligencia no te ofrece felicidad, paz mental y plenitud en el presente.

   Aquiétate e interioriza. No te pelees con en el mundo ni creas que tus problemas provienen de fuera antes que de ti mismo. Comprende en profundidad primero tu mente y luego actúa. No presupongas y conoce. Ahonda. Indaga. Medita. Descubre. ¡Despierta de lo ilusorio! Hay que anhelar de todo corazón la Verdad por encima de todas las cosas, incluyendo a la idea de uno mismo en ese soltarlo todo, para que lo que hasta entonces era una rutina de externo pensar se transforme en un benéfico hábito de sincero, responsable y recto pensar. Hay que ser ciertamente valiente para admitir el propio error. Sólo así puede aceptarse felizmente y sin oposición alguna la corrección que trae toda la bienaventuranza... sat-chit-ananda.

   Por eso el verdadero camino espiritual, ese que nos libera de la idiotez del ego, es interior, hondo y sentido; y nada tiene que ver con vistosos logros formales de caduca manifestación. E indubitablemente, mediante el honesto contemplar, se agudiza el discernimiento de que si uno no está realmente feliz, en perfecta paz y pleno, es porque los pensamientos que uno escoge están equivocados. Más, en esa humildad de no buscar un culpable para el propio error de juicio, al asumir toda la responsabilidad de las consecuencias de los pensamientos, encuentra uno la auténtica y liberadora sabiduría del ser, esa consciencia consciente de ser Consciencia que propicia la vivencia nítida e indiscutible de no ser el cuerpo, mediante la que se facilita de inmediato la corrección; retornándonos definitivamente al Amor, a la dicha, a la paz de espíritu y a la plenitud... esa bienaventurada plenitud que en esencia eres eternamente junto a todo lo viviente allende la pasajera apariencia de lo transitorio.  Bendiciones.

KHAAM-EL



En toda circunstancia el Amor canta a tu libertad.
La revolución es de la consciencia
y no de la forma...
En espíritu eres libre
 por encima de todos los ritos, dogmas o reglas.
Eres eterno si miras a lo profundo de tu ser...
noble de corazón y puro de pensamiento; 
abandona, pues, la miseria de lo corruptible
y renace a la plenitud.
No hay muerte que pueda acabar con tu libertad esencial.
Camina la senda de la Verdad y deja atrás el miedo.
Cantemos juntos a la Libertad
y ya nada podrá ir mal.
Namasté.




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