domingo, 30 de abril de 2017

LA VERDAD ES UNICIDAD +

   Ve más allá de los juicios y las comparaciones. No quieras ser el primero, o sufrirás la amargura de lo dual creyendo inútilmente que la competición te traerá felicidad; comprende que lo que se tensa finalmente se agota y rompe. Quien niega, envidia o no se alegra de la transformación espiritual de su prójimo, tan sólo está impidiendo la suya propia. La Verdad nos hace libres en una misma comunión de perfecto Amor; es una, y no encumbra unas diferencias frente a otras. Abate lo que se engríe para elevar lo que se menosprecia y dejarlo todo hermanado en Su plenitud. La Verdad no se ensombrece ni duda de sí; por eso, amig@, duda de tus dudas y profundiza en la quietud interior si aún te sientes confuso en tu particular temor... lo externo, tomado por algo separado de ti, no es sino ilusión, distracción e insensata justificación. No separes, no enaltezcas a unos y desprecies a otros por su mera apariencia; no juzgues desde lo separado, o te autocondenarás. Despídete con firmeza de la tibieza y hallarás  la bendición de la certeza de lo inefable. No te apegues a lo ilusorio e impermanente y, por supuesto, despertarás del ensueño del ego.

   Quien afirma, reconoce y se alegra de la transformación espiritual de su prójimo, sin duda vivencia la suya porque la Verdad es unicidad. No es el el culto ni el dogma, tampoco, el uso o la norma, ni siquiera la indumentaria o la cultura. Despertar del sueño de la muerte, y abandonar todas sus mentiras que se disfrazaban de verdades, es mucho más sencillo y universal, no es más que la acción libre de un generoso compartir lo esencial, puro y eterno. Así que te invito, amig@, a asumir la responsabilidad de tus pensamientos y, como dijo Buda, establécete en el recto pensar; viviendo en paz, con ecuanimidad y sereno contento interior.

   Ahonda. Medita. Opinar a la ligera, por la mera percepción de los limitados sentidos corporales, que uno es el cuerpo es un delirante error de dolorosas consecuencias. Indaga. Conoce. No te creas nada sino estás en completo sosiego interno, siendo consciente de la consciencia en su nucleica pureza. Contempla. Comprende. No te sometas al vaivén de la dispersión mental o sufrirás envuelto en múltiples e inconsistentes falacias tomadas como inamovibles postulados. Sosiega tu mente ahora. Aquieta la barahúnda conceptual con disciplinada atención y observa la observación misma, La Verdad es indivisa e imperecedera, nunca particular o variable, o no sería Verdad... en esa bienaventurada completitud reside Su perfecta paz, Su infinita dicha y Su jubilosa plenitud. Cualquier perspectiva personal es reconocida como ilusoria e insubstancial por su separativo razonamiento. Sólo lo eterno tiene sentido, lo demás, sencillamente, sobra, porque añadirle algo a lo completo es imposible... no fabriques más imposibles imaginando diferentes situaciones personales clamando por sus verdades de arrogante mirada individual y, con sencillez, lo evidente será patente en su inmediata claridad universal.

    No hay definición que pueda explicar lo inexplicable e indefinible per se. No hay logro ni pérdida posible en la unicidad. La perfección, en su no dualidad, no sabe de impermanencias o diversificaciones. Lo que es, Es; y lo que acaba, en su pasar, simplemente, no es. Por eso, como señala 'Un Curso De Milagros': "La verdad es verdad" y, por tanto: "Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe". Despreocúpate de corazón; cualquier sensación de temor, incertidumbre o peligro, no es sino resultado de un pensamiento erróneo e insustancial. Cámbialo por uno de santidad, fe y Amor, y experimentarás como tu vivir se reviste de alegría y verdadera esperanza en la bienaventurada consumación de todo en la Divina Unicidad. Sé agradecido y alégrate del despertar de tu prójimo, únete a su impecabilidad. Simplifica. No te compliques, por tanto, con pensamientos de comparativa óptica y expande tu visión hasta lo intangible e incomparable... confía en la luz del espíritu, quédate en ella, fúndete en ella... sé sencillamente ella, y la eternidad -que por siempre ahora, es- te mostrará sus puertas abiertas. Entonces, una vez te adentres en el encuentro interior con la infinitud del Ser, recordarás que nunca pudieron estar realmente cerradas, ni tú jamás extraviado en un mundo de separación y muerte. Obvio: lo que es, Es.

KHAAM-EL



Distiéndete; no ta apegues a lo dual e impermanente.
Sé en plenitud ahora, aquí...
Sosiego Interior... Dicha... Consciencia pura...
Amor...
Verdad.


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