1.
Competir con el prójimo anhelando un triunfo especial es perder, aun ganando; más compartir con él de corazón a corazón es el auténtico triunfo, aun sin obtener nada en especial.
2.
El fin considerado bueno jamás justificará unos medios divisores, mezquinos o elitistas, sino que éstos honrarán desde el principio el bien de todos, o ya no será bien; por tanto, si ya es malévolo buscar el bien de muchos con el perjuicio de unos pocos, el summum de la maldad es justificar el bien de unos pocos con el mal de muchos.
3.
Ante el temor que socava la templanza y el buen juicio el Amor restituye la fraternidad y la cordura.
4.
Lo que llamamos muerte, no es tal. Es un punto y aparte, nunca un punto y final; puesto que uno se desprende y aparta de lo formal/temporal para unirse a lo espiritual y eterno.
5.
En lo profundo de lo profundo, en lo hondo de lo hondo, tras lo que llamamos inconsciente, oculto tras el frenético parloteo egoico, hay una voz (la voz de Dios) llamándonos a despertar de la ilusión de creer que lo que llamamos consciente (vigilia) es nuestra consciencia natural... El trasfondo de toda forma es un ámbito de singular unicidad.
6.
En lo pequeño, en lo cotidiano, si sabemos mirar sin apego o desprecio, con humildad y ecuanimidad, palpita lo inmenso y sublime... Sí, en el presente se revela la eternidad, en nuestros corazones mora Dios, en los familiares y allegados podemos contemplar a toda la humanidad, en una flor sentir el perfume del universo, en una catástrofe encontrarnos con la generosa solidaridad de unos desconocidos que se convierten en amigos, en el pago de una factura -yendo justo de economía- experimentar el milagro liberador de dar sin posibilidad de perder y en la sonrisa espontánea de un transeúnte atisbar la plenitud... "a cada día le basta con su propio afán. Ocupémonos del reino de Dios y su justicia y el resto vendrá por añadidura".
KHAAM-EL
nos lleva más allá de las inventadas historias egoicas...
más allá del sufrimiento... al Amor.
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