Dime qué sientes y te diré como piensas, o dime lo que piensas y sabré como te sientes. Sentimiento y pensamiento no están separados. Nunca hay una emoción sin su justificación personal. Por eso estar atentos a los sentimientos sin justificarlos aclara la mente, despejándola de todos aquellos pensamientos que la alteran o acongojan.
Persevera sin tensión en desvanecer toda tensión. Contempla al contemplador que parece contemplar el mundo desde ti y verás más allá de lo aparente. Ve adentro, al meollo mismo del surgimiento del pensamiento, y fuera dejará de perturbarte. La atenta y honesta escucha interna es la base de una buena escucha exterior, pues para una verdadera relación fraterna con el prójimo uno ha de estar primeramente en paz consigo mismo. Interioriza y no divagues con perspectivas de posibles logros personales. Aquiétate. Fluye con el flujo natural del presente. No te separes de la paz de espíritu por adherirte a la agitación del ego, ese sistema de pensamiento separativo que promete mejoras sin significado a una personalidad prefabricada con sus estúpidos delirios de grandeza, y que arteramente quiere hacer pasar por ti. Ahonda. Medita. Sosiega cualquier impulso que busque un resultado particular a una acción. Nadie es un ego, ni tú tampoco. Es sólo un pensamiento/sentimiento ilusorio en tu mente serena y plena que pretende angustiarte, únicamente, para que le hagas caso y te conviertas en su vasallo. Más eres libre en verdad. No te dejes engatusar por fútiles promesas de exclusiva preeminencia. En esencia todos somos en un mismo Espíritu, en una única Consciencia de Divina Unicidad, indistintos de la Vida, del Amor y de la Bienaventuranza Infinitas. Penetra, ahora, -nunca es después- en lo real; no te escapes tras sueños de volátil y vano egoísmo. Sé aquí -jamás puede ser en otro lugar que en ese que ahora estás- sin especialismos, sin proyecciones, sin expectativas ni particulares diferencias... Sé en calma y aceptación honda de este preciso momento inmediato... permite que la paz ilimitada, que siempre ya eres, se extienda en el tiempo y sus circunstancias para traerle lo intemporal, puro y amoroso, lo indiviso, bendito e inefable... la infinitud del Ser. ¡Sentirás, de nuevo, la inseparable plenitud de la Consciencia Divina! Namasté.
KHAAMEL
Escapa del condicionamiento de los pensamientos no dándoles significado...
Y, ahí, toda la Paz, el Amor y la Plenitud.
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