lunes, 30 de octubre de 2017

AL AMAR EL MIEDO DESAPARECE *

   No desconfíes por la interpretación sesgada de tus sentidos. Medita, ahonda, ora... Cuando uno está apegado a su yo personal, al cuerpo y sus historias, fieros, oscuros y tormentosos nubarrones se perfilan, condensan y relampaguean amenazadores en el horizonte, según la vida corpórea va transcurriendo hacia su inevitable desenlace; más, no son temibles ni fatalmente definitivos, para aquel que camina seguro de que la verdadera vida no es de la carne y su transitorio mundo, sino del espíritu y su eterna comunión con/en la Divina Infinitud. Tiembla y retumba, únicamente, el miedo al verse reflejado en un espejismo de amenazadora incertidumbre. No lo elijas como guía en el camino o te forjará una identidad personal de endeble y egoísta hechura. Dios mora en ti y en tu prójimo. Mira más allá de las apariencias para poder ver de verdad. Sólo teme y cree en la muerte quien piensa que el término de su tiempo y sus cosas es el fin, cuando -en esencia y en verdad- el fin del tiempo es la antesala de la eternidad... el bienaventurado reencuentro con la Divina Unicidad.

      No tengas miedo a dejar de tener miedo. Ahonda en la idea misma del temor y verás que, para la consciencia consciente de ser consciencia pura, éste es totalmente infundado. ¡Despierta del sueño del ego! Los oscuros y tormentosos nubarrones, perfilados en el horizonte de la vida humana, no son tales para el contemplador ecuánime que a nada se agarra en su descargado y humilde caminar. Comprended que sólo cree y experimenta pérdidas quien vive aferrado. No queráis detener o acelerar el tiempo a vuestro capricho, y aquel junto a éste desaparecerán a la luz del presente impecable. No temáis, pues, al transcurso de las horas, los días, las semanas, los meses y los años, todo va bien para aquel que hace lo que debe en el tiempo. No lo uséis sólo para vuestro particular provecho, ofreced la vida para el bien de todos (no únicamente para unos pocos cercanos o afines) y en el día de la cosecha el fruto sera abundante. No confiéis en la desconfianza; permaneced con vuestros corazones abiertos y solícitos. Amad sin distinción, porque así es como Dios ama. Mantened la llama de la paz de espíritu encendida y compartid su luz. Al amar el miedo desaparece. Perseverad en el Amor aunque todo parezca volverse del revés. Si no os desean el bien, o incluso buscan vuestro mal, 'perdonad hasta setenta veces siete' como nos dejó dicho el Cristo en Jesús... Vivid así, seguid su enseñanza y ejemplo, y el fin de vuestra carne será sin duda el comienzo de la vida eterna en la plenitud del Espíritu... una Bendición de bendiciones que a todo y a todos bendice allende las tormentosas apariencias que el ego imaginó.  Namasté.

KHAAM-EL




Ahonda con fe en las raíces de tu corazón
y en lo más hondo de tu alma hallarás el Amor de Dios
que crecerá robusto para dar abundante fruto.

Confía y persevera...
el Amor de Dios es infinito
y en Él todas las penas se vuelven alegría,
todos los temores se disuelven
y la muerte se torna vida.

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