lunes, 31 de octubre de 2016

ATENDER A LO QUE DESPISTA ES EL SUEÑO DEL EGO +

   Poner sólo atención en lo personal (lo egoico) es la distracción más común en el mundo perceptivo, en el que lo separado se piensa más real que lo cohesionado e indivisible y donde se supone a los conflictos más naturales que la paz, a la carne tan significativa como el espíritu que la trasciende o a las contradicciones más poderosas que la Verdad, al pregonar que el miedo y el rencor muchas veces están más justificado que el Amor, y en donde la felicidad aparece como algo esquivo e inalcanzable en el presente. Desentiéndete de la distracción del yo, no sigas sus pulsiones surgidas del deseo y el miedo, y sólo quedará lo esencial, lo puro, bendito y pleno, lo que aquí y ahora ya es... sin necesidad de buscarlo desde una angustiosa sensación de carencia... permanece atento a la atención misma instante a instante, y la felicidad rebosará desde lo más hondo de ti despertándote del sueño de lo personal/perceptivo.

   Simple... Mantén la atención en el presente con consciencia ecuánime. No te despistes con las historias mil que pululan en la mente queriendo captar personal atención. Trasciéndelas con persistente no apego, puesto que depositar la atención en aquello que despista, es el sueño del ego; la dulce y artera trampa del deseo que acaba en triste amargura: el delirio de lo fraccionado que nunca gana y siempre pierde; la pesadilla del goce y el sufrimiento, de los nacimientos y las muertes. Sé libre de todos esos condicionamientos que personales memorias intentan imponerte, mediante el disciplinado hábito de no caer en las rutinas de los deseos y temores particulares. Medita y toma consciencia de la inconsciencia que supone poner la atención en lo supuesto. La felicidad siempre es eternamente ahora, o no es verdadera felicidad. Retira y remueve lo superfluo... sencillo, lo esencial está ahí, sin duda, esperando que no te distraigas más con ilusiones.

   Desvela. Ahonda. Distraerse con lo personal y diferente acarrea avidez, confusión y resentimiento, posibilitando el surgimiento de una estructura de pensamiento ajena a la realidad, que divide y subdivide sus sus propias divisiones en categorías perceptivas de diferente rango, con las que pretende conocer lo esencial de aquello que, sin consideración ni humildad, disecciona alegremente. Y, creyendo que acumulando partes se congraciará con lo entero, elabora las más variopintas teorías evolutivas de mejoramiento de lo burdo e inferior hacia lo refinado y superior. Absurdo parcheado éste que muestra una imagen distorsionada, y por lo tanto falsa, de lo sustancial y verdadero. Inventar un yo especial con el que desarrollarse construye historias de muy diversa índole, con el único punto en común de ser todas ellas erróneas y ficticias. El ego (yo especial, transitorio y separado) no sabe, ni puede saber nunca, de lo esencial, eterno y pleno. Desde la mente no puede descubrirse la verdadera Mente. Es no identificándose con la mente como se establece la atención, de nuevo, en la Mente. La mente es el ego y sus justificaciones personales, la Mente Universal es pura Consciencia Indivisa en la que, como un holograma, cada aspecto de sí contiene la totalidad. 

   No es mejorándose uno a sí mismo como se alcanza la liberación, sino contemplando desapegadamente las íntimas paradojas y contradicciones que, sin personal esfuerzo, se anulan entre sí tras desvelarse su absurda insubstancialidad, para que, en el vacío dejado por su desaparición, brille sin impedimentos la Mente Una, el Ser sin opuesto, la Consciencia Indivisa, la Budeidad, la Iluminación, el Cristo, el Tao..., la manifestación eternamente clara y bienaventurada de lo Divino o Nirvánico... de Todo Lo Que Es.

KHAAM-EL



Pon toda tu atención en el ahora, en el aquí,
 estate en la quietud de la paz de espíritu,
con contentamiento interior 
y la Mente Una... Es.
Luz.
Amor.
Verdad.
Vida.
Eternidad.





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