En el mundo todo amanecer tiene su ocaso
y cualquier comienzo, su final...
sin embargo completa es la Divina Unicidad;
indefinible es su esencia
e inefable su llenura vacía de apariencias...
Insondable e inabarcable para el ilusorio ego
es su espaciosa ilimitud vivificante
de auspicioso flujo luminoso
que entona cánticos de santidad y bendición.
Sublime e insospechada en su inmediatez...
sólo pensar en Ella como algo pensable es pretencioso
e intentar comprenderla personalmente: arrogante y estúpido
porque aquello que abarca el pensamiento lo sobrepasa con creces,
incluyendo a todo lo que imagine y a lo que no imagine siquiera.
Querer aprehender el mundo con disquisisciones y cábalas,
con ciencias o magias, o con cualquier otra capacidad humana
conduce al alma hasta lo baldío, oscuro y sin salida.
Desanda esa senda inútil y sal por donde entraste...
el fin del tiempo no está en el futuro sino en el presente;
en ese presente libre de interpretaciones pasadas
que ya no anhela un porvenir de recelosa medida.
Todo cambia cuando no se busca el cambio...
Ahonda en lo esencial:
nunca muere lo vivo si realmente es vida,
sólo lo transitorio se deshace por su fantasmal hechura.
Las formas, cuerpos, situaciones, estrellas y universos
no son más que meras ilusiones perceptivas que van y vienen,
pues finalmente todo aquello que pasa no existe.
Jamás perece el espíritu,
solamente lo eterno por siempre permanece...
constante y pleno,
rebosante en su esencia de perenne presencia
contemplando inafectado la secular danza de lo temporáneo
con su mirada infinita,
con su incondicional Amor,
con su sencillez y pureza de bienaventurada comunión.
KHAAM-EL
Fluye presente en el sonido calmo de lo esencial...
ahí lo eterno se hace presente en medio de lo temporal.
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