sábado, 10 de abril de 2021

LA VERDAD QUE NOS HACE LIBRES

    
La percepción dual se retroalimenta a sí misma desde una perspectiva dividida y divisora. No hay noche sin día, lo oscuro se percibe en contraste con lo claro, sin antes no hay después, ni tiene sentido el norte sin el sur. Hasta ahí, bien. Pero en el momento que se toma partido por un aspecto contra otro, todo se complica de inmediato, puesto que quien observa de esa manera el mundo influye en lo contemplado con su juicio y su acción acerca de lo para él bueno o no, sin valorar que tan lícita es su postura como la del prójimo que no la percibe igual.
    Ese es el tremendo error del que surge todo el sufrimiento humano, desear lo considerado bueno y rechazar lo juzgado malo desde posturas absolutas surgidas de posicionamientos relativos. Porque como para unos lo bueno es 'tal' y para otros 'cual' de forma ciega e inamovible, la disputa se convierte en inevitable, con el consecuente dolor, temor y rencor derivado de la irresponsable adhesión a cualquiera de los bandos creados artificialmente.
    Tan sólo cuando relativizamos en su obvia relatividad lo relativo, lo absoluto se revela no como una victoria de un opuesto sobre su contrario, ni siquiera como el triunfo de éste sobre los opuestos, sino como la trascendencia de los mismos en una honda y universal comprensión de vida en comunión. La esencia, la verdad, lo absoluto, no viene del nacimiento de unos cuerpos o de sus muertes, sino del espíritu que los abarca; tampoco se encuentra en las cosas o situaciones que experimentamos por un tiempo en el tiempo, empero sí en cómo las vivimos, en si las manejamos con desprendimiento, fraterno compañerismo, honda empatía y ecuánime discernimiento... entonces lo superfluo, aparatoso e impermanente se esfuma como nubarrones al viento y queda la luz plena de Ser.
    ¡Oh, bendición de bendiciones! con esta actitud vital, la esclavitud a las falacias que combatían y odiaban en nombre de una paz y un amor que vilmente zaherían, termina para siempre en la libertad de la Verdad verdadera: la que no conoce opuesto... Más allá del llanto o la euforia, la Dicha del Corazón. Más allá del miedo y el deseo, el Amor. Más allá de suposiciones o dogmas, lo Real. Más allá de lides y treguas, la Paz, la Paz de Espíritu. Más allá de nacimientos y muertes, la Vida. Más allá del bien y del mal, el Sumo Bien, lo Sagrado y Bienaventurado. Más allá de ayeres o futuros, lo Intemporal, el Presente Continuo, la Eternidad, la Comunión de los Santos, la Divina Unicidad... Dios Vivo en/con/por/para nosotr@s en Substancia y Plenitud.

KHAAM-EL

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