Valencia a 4 de junio de 2021
Se acerca el verano
haciendo olvidar la gelidez invernal
que ensombrecía cuerpos y almas
al alejar al prójimo del prójimo.
Aislándonos en encapsulados habitáculos
que en vez de hogar se sentían prisión.
Encadenándonos con frías y crueles leyes
en nombre de una fingida bondad
que nos cohibía y malquistaba.
Separando con máscaras de temor enfermizo
la fraterna convivencia que da sentido al vivir.
Imponiéndonos a la triste desconfianza
como ciega y sorda aliada de vida,
que traicionaba, a las primeras de cambio,
con impúdico y descarado discurso,
a esa misma vida que decía proteger,
desconsolándola por completo
tras dejarla, por un hipotético bien, mal...
sin mar, sin montes, sin aire fresco
ni cálidas acogidas de corazón.
Más,
despertemos del letargo
al que la frialdad quería inducirnos.
No nos amedrentemos.
Tomemos el timón de nuestras vidas
y naveguemos juntos en la misma dirección,
hacia esa fraterna relación esencial
que ninguna ideología puede, en lo hondo,
romper.
Se acerca el verano, sí...
El mar brillante, en el horizonte,
en el azul, lejos,
como azulejos alumbrando el orbe
en un juego de titilantes espejos
que desparrama la luz...
Pincelada a pincelada,
con rayos de inmaculada infinitud,
se perfila la unión de cielo y agua,
testificada por la suave brisa,
marina y celeste,
que llega a tierra cual susurrante canto
de bendiciones sagradas,
de presentes renovados,
de esperanzadas miradas
y regocijados abrazos,
que auguran felices cosechas
tanto del cuerpo como del alma.
KHAAM-EL
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