martes, 8 de junio de 2021

EL FALSO SABER ES LA MAYOR DE LAS IGNORANCIAS

    Equivocadamente creen los iniciados en un secreto que ellos saben más que los que no lo están, inflándose entorno a una creencia y una ritualística, que no comprenden pero con la que se sienten especiales, llamándose y considerándose a sí mismos Iniciados con mayúscula, cuando lo que creen saber es de cierto vano, ridículo y minúsculo, mero ornamento sin fundamento. El secretismo mismo sólo evidencia que lo que los secretistas insinúan saber no lo saben de verdad, porque lo que es veraz no necesita disfrazarse, ocultarse, cifrarse o exclusivizarse. La Verdad es verdad y punto. Es igual y la misma tanto para el psicopompo, el barrendero, la científica, el anciano, la joven, el niño, el rico, el pobre, la inteligente, el torpe, la pianista, el abogado, el hierofante, la pitonisa, el ateo, el creyente, la enfermera o el pastor...
    Lo que es, es evidente más allá de los límites de la percepción y del egoico juicio. Libres de conceptos que enturbien la razón, ésta es trasparente, límpida... Y lo trasparente, lo límpido, muestra lo que hay sin injerencias inútiles o estorbos absurdos. Por tanto, lo secreto es como si la suciedad se proclamase a sí misma limpieza, un intento aparatoso y desesperado de lo ignorado por no parecer tal, revistiéndolo todo de un fingido saber a medias que es tan no saber como no saber en absoluto. No hay equívocos que valgan, en lo secreto de un secreto (el secreto del secreto) no hay nada de secreto, al igual que en lo más profundo de la niebla un árbol cualquiera permanece tangible e inalterado para quien no puede vislumbrarlo con el limitado alcance de la vista.
    Decir que lo que es sencillo se ha de razonar complicadamente es decir irracionalidades. Saber que la percepción egoica no puede saber es comenzar a saber. La Verdad es verdad y conocer esta obviedad, al alcance de todos, destruye la ignorancia de querer saber lo que no es saber. Simple. Directo. Sin necesidad de creer, conjeturar o ensoñar absolutizando lo relativo, que, tras vueltas y revueltas sobre lo impermanente, deja ciego suponiendo ver. Sencillo: La vida es vida. La consciencia es consciencia. Lo esencial a todas las cosas y seres permanece esencial a todos los cambios de las cosas y seres. Lo variable, lo superficial, es perecedero; la esencia, el espíritu, que permanece inalterado, eterno. Las mezquindades del juicio personal son pasajeras; la plenitud y el amor que en el espíritu brillan, inextinguibles.

KHAAM-EL


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