Lo que no es real ahora nunca lo fue antes ni lo será después. Y lo que en el presente es transitorio no fue antaño ni será a posteriori; luego, a todas luces, no es real. Por eso, es crucial no engañarse con rememoraciones ni expectativas, porque cuando en la quietud de una mente receptiva y sencilla trascendemos toda la complejidad conceptual que imprimíamos sobre el espacio/tiempo, hay una extensión vivencial que nos deslocaliza y libera hasta compenetrarnos con lo infinito. Así que no nos engañemos con suposiciones de particular interés: cualquier sensación específica de exigente condición temporal es un pensamiento en acción proveniente del ego y que, consecuentemente, ha de ser desactivado por esa paz inmensa de ser lo esencial, eterno e ilimitado, lo inmediato y pleno más allá del tiempo y sus breves cosas.
Toma pues consciencia de lo evidente, amig@, cuando no se le da credibilidad el ego todo es simple y bienaventurado; mientras que cuando se le acredita, sin embargo, todo se torna difícil y complejo; agitando y distrayendo a la consciencia de la paz presente con mil y una tretas de proyectativo condicionante. Comprende que esto es el ego: una sensación personal, un juicio separativo, un sufrimiento interno pretendiendo arreglarse en lo externo, una insidiosa sensación de no estar en paz, de no ser completamente feliz, una preocupación y una oprimente sensación de angustia. Si te identificas con su sistema de pensamiento todo te parecerá enrevesado y desenmascararlo se te mostrará como una descomunal tarea. Pero recuerda, las sensaciones que provoca son sus pensamientos ocultos manifestándose, sus sueños vanos que provocan pesadillas; no quieras resolverlos desde una particular racionalización o seguirás sintiendo sus segmentadores efectos, y girarás y girarás en una samsárica rueda de recurrente sufrimiento. Únicamente, has de atravesar esa sensación personalista y quedarte en una atención serena sobre la distracción que te sacude, vaciándote de lo que te oprime, no alentándolo con justificaciones u opiniones, y ahí, en ese instante de plena consciencia, lo obvio se manifiesta trascendiendo las absurdas complejidades de lo personal/temporal (ego), llenándote de la dicha de Ser. Simple, olvídate de tu apego a los conceptos, anchúrate en la consciencia directa e inmediata de lo esencial, contempla las sensaciones y comprende que son tan sólo una breve manifestación de unos pensamientos sin significado si no las alimentas con más conceptos. Aparta al ego declarando que esa sensación limitadora y desagradable no eres tú. El ego no es real, sólo se trata de una sensación que te tienta a identificarte con lo complejo y problemático, una ilusiva sensación de aparente realidad. No le des significado; abandónalo, y vive en los milagros que te devuelven a la Plenitud de Dios. Confía. Ahonda. Medita. Transciende... Despierta de lo angustioso y descansa en la luz eterna del Amor infinito de la Divina Unicidad.
Toma pues consciencia de lo evidente, amig@, cuando no se le da credibilidad el ego todo es simple y bienaventurado; mientras que cuando se le acredita, sin embargo, todo se torna difícil y complejo; agitando y distrayendo a la consciencia de la paz presente con mil y una tretas de proyectativo condicionante. Comprende que esto es el ego: una sensación personal, un juicio separativo, un sufrimiento interno pretendiendo arreglarse en lo externo, una insidiosa sensación de no estar en paz, de no ser completamente feliz, una preocupación y una oprimente sensación de angustia. Si te identificas con su sistema de pensamiento todo te parecerá enrevesado y desenmascararlo se te mostrará como una descomunal tarea. Pero recuerda, las sensaciones que provoca son sus pensamientos ocultos manifestándose, sus sueños vanos que provocan pesadillas; no quieras resolverlos desde una particular racionalización o seguirás sintiendo sus segmentadores efectos, y girarás y girarás en una samsárica rueda de recurrente sufrimiento. Únicamente, has de atravesar esa sensación personalista y quedarte en una atención serena sobre la distracción que te sacude, vaciándote de lo que te oprime, no alentándolo con justificaciones u opiniones, y ahí, en ese instante de plena consciencia, lo obvio se manifiesta trascendiendo las absurdas complejidades de lo personal/temporal (ego), llenándote de la dicha de Ser. Simple, olvídate de tu apego a los conceptos, anchúrate en la consciencia directa e inmediata de lo esencial, contempla las sensaciones y comprende que son tan sólo una breve manifestación de unos pensamientos sin significado si no las alimentas con más conceptos. Aparta al ego declarando que esa sensación limitadora y desagradable no eres tú. El ego no es real, sólo se trata de una sensación que te tienta a identificarte con lo complejo y problemático, una ilusiva sensación de aparente realidad. No le des significado; abandónalo, y vive en los milagros que te devuelven a la Plenitud de Dios. Confía. Ahonda. Medita. Transciende... Despierta de lo angustioso y descansa en la luz eterna del Amor infinito de la Divina Unicidad.
KHAAM-EL
Vacíate de los juicios del ego
y te llenarás con la Luz de Dios.
y te llenarás con la Luz de Dios.
Sencillez...
Armonía interior y paz de espíritu...
Armonía interior y paz de espíritu...
Cualquier otra sensación de limitadora índole
será disuelta de inmediato
será disuelta de inmediato
sin personal esfuerzo por tu parte...
Ahonda... Medita...
Luz... Paz... Amor... Infinitud.
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