jueves, 5 de diciembre de 2019

PERMITE AL ALMA VOLAR LIBRE... DEJA VOLAR AL RUISEÑOR (Edición revisada)

   "Si tú hubieses formado parte de aquel jurado, hijo, y contigo otros once muchachos como tú, Tom sería un hombre libre. Hasta el momento, no ha habido nada en tu vida que interfiera en tu proceso de razonamiento. Aquellos hombres, los del jurado, eran doce personas razonables en su vida cotidiana, pero ya viste que algo se interponía entre ellos y la razón. Viste lo mismo aquella noche delante de la cárcel. Cuando el grupo se marchó, no se fueron como hombres razonables, se fueron porque nosotros estábamos allí. Hay algo en nuestro mundo que hace que los hombres pierdan la cabeza; no lograrían comportarse como personas asistidas de raciocinio ni que lo intentaran. En nuestros tribunales, cuando la palabra de un negro se enfrenta a la de un blanco, siempre gana el blanco. Son desagradables, pero son las realidades de la vida.
   - Lo cual no las hace justas -dijo Jem con terquedad, mientras se daba puñetazos en la rodilla-. No se puede condenar a un hombre con pruebas tan débiles, no se puede.
   - No se puede; pero ellos podían, y lo hicieron. Cuanto más crezcas, más a menudo lo verás. El sitio donde un hombre debería ser tratado con mayor equidad es una sala de justicia, cualquiera que fuese su color; pero la gente no es capaz de dejar fuera del recinto del jurado sus resentimientos y prejuicios. A media que crezcas, verás a los blancos estafando a los negros, todos los días de tu vida, pero te diré una cosa, y no la olvides: siempre que un hombre blanco abusa de un negro, no importa quien sea, ni cuán rico sea, ni cuán distinguida haya sido la familia de que procede, ese hombre blanco es basura."

Harper Lee - 'Matar a un ruiseñor'

* * * * *


   Permite al Alma volar en libertad y no la oprimas con muros de exclusivismo que miran por encima del hombro a los demás. Denigrar y apartar en nombre de un supuesto bien mayor no es si no un tremendo mal. No sucumbas a la tentación de lo superior o caerás en lo inferior. ¡Despierta! El mundo está lleno de lobos con piel de cordero que se aposentan en lugares de privilegio para seguir confortablemente sentados en ellos, oprimiendo injustamente con sus normas de ley del embudo -anchas para unos privilegiados y estrechas para el resto- a cualquiera que les incomode; por eso, no busques sólo lo confortable o caerás deslumbrado por el poderío del lujo de lo superfluo y banal, de lo pretencioso e inmoral. Sé justo y no golpees con la ley. Cuídate de no matar a un ruiseñor por la indolencia de no contemplar las relaciones en toda su sagrada amplitud, en toda su bendita libertad; no seas, por tanto, timorato, condescendiente ni indolentemente evasivo con los prejuicios y las costumbres de comparativa preeminencia segregadora. Desecha tus resentimientos. No te ensucies precisamente por querer estar entre los considerados limpios en exclusiva. Atraviesa el temor a ser excluido e incluye a todos en tu corazón. No restrinjas tu capacidad de amar. Ábrete a lo insospechado viviendo sin suspicacias. Quédate en la inocencia y la pureza, como un muchacho que aun tiene el corazón confiado y abierto. Nadie es más que nadie ni tampoco menos. Aunque los talentos sean diferentes en la expresión formal, lo esencial en todos -el espíritu- nos hace uno en/por el Amor. 

   La verdadera libertad es del corazón, no de la forma. El Amor trasciende todo temor con el coraje de lo fraterno, puro y eterno. Estate bien atento, porque el miedo en su malicia pretende hacer pasar al inocente por culpable para salirse con la suya. Y, la malicia, es producto tanto de la ignorancia de sentirse comparativamente inferior como de creerse superior a unos modelos de estereotipada imagen proyectados sobre el común (lo social, la moda al uso, la cultura imperante). No seas injusto fabricando justicias propias de personal interpretación. Proyectar la culpa afuera acaba por aumentarla en lo interno; pues lo que se siembra, a su debido tiempo, se recolecta. No te autoengañes y defiendas con la evasión propiciadora del olvido de la responsabilidad que te atañe en la vida. Cada uno es responsable del mundo que ve. Dejarse arrastrar por la desidia, ante injustas apreciaciones circunstanciales soslayando lo sustancial, convierte en cómplice de los actos perpetrados a todo aquel que aplaude cualquier fraude disfrazado de legalidad. La Verdad es Verdad para todos por diferentes que parezcan en lo superficial. Ni el color de la piel, ni la inteligencia, el nivel cultural o el sexo, ni el aspecto físico, el talento o la inclinación religiosa, ni la riqueza o falta de ella..., pueden ser motivo de elaborar diferentes varas de medir, o de conceder o restar credibilidad a unos frente a otros. Asume la dirección de tus pensamientos con la mente recta y honesta. Confía, cada situación tiene su propio afán de bendición. Vive sin miedo, y afronta, con ánimo resuelto, todo lo que la vida te trae para ser devuelto al Amor y la auténtica justicia. No titubees ni seas tibio. Hay batallas que aún perdiéndolas traen victoria (Jesucristo en la cruz, es un claro ejemplo; y el abogado Atticus Finch en 'Matar a un ruiseñor', otro). Todo puede volverse más honesto y amoroso si tú mismo eres honesto y amoroso. Más, si, al ver deshonestidad, te vuelves deshonesto; sin duda, todo seguirá igual de mal, sino peor. Limpia, pues, la basura en tu mente y cada vez habrá menos basura. Sé limpio de corazón y comparte el Amor de Dios. Lo que brota del corazón a los corazones llega por el libre vuelo del Alma. El mundo es pasajero; el Amor en su Divina Unicidad, eterno. Ten fe. Ama y haz, aunque el mundo en su ignorancia te arrincone, lo que debes por y para el bien de todos, sin distinción... dale alas al ruiseñor, permítele volar y cantar en paz... la inocencia todo lo puede... sin duda, todo irá bien... tus actos libres, llenos de Amor verdadero, te conducen al Cielo.

KHAAM-EL



Por duro que se ponga el mundo, 
recuerda: nuestro destino es el Cielo... 
libres, felices y en paz.
Vuela, por tanto, hacia Dios bendito ruiseñor 
y cántale a Él -eternamente- tu canción de sincero Amor,
mientras le cantas a tu prójimo para sanarle su mundano dolor.
El prójimo es tu hermano, tu igual.
 Recuérdale, pues, sus alas de ruiseñor
y volemos juntos, todos... 
porque, aleluya, sólo el Amor, finalmente, vence.




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