LA CORDURA ES AMAR
La demencia creyéndose cuerda tiene cuerda para rato
en la troceada perspectiva de lo temporario...
Lejano se presenta lo cercano en una distorsión,
mientras lo desagradable tiende a juzgarse como grato.
No te rompas en mil pedazos por un trozo de yoidad
y vence la gana de especial victoria que te derrotaba
concordando las paces con el presente
tras perdonar el ayer con la renuncia a cualquier expectativa.
Todo lo contemplado por los ojos del cuerpo pasa.
Deja de apegarte al apego o se apagará tu fuego interno.
Evita la sima ciega y ávida de la altivez no apegándote al apego
y no te entierres en la carne como si fuera ésta tu hogar...
No te duelas del duelo por lo pasajero,
"deja que los muertos entierren a sus muertos"...
y... sigue la senda de lo eterno...
Llorar lloros tan sólo trae devastadoras riadas de angustia.
¡Confía! Nada puede ir mal en la inmediatez sustancial.
Agradece, pues, que salga a la luz la hez de lo encubierto
y quede desactivada cualesquiera respuesta condicionada
de su implacable inercia de dolor, llanto y desgarro.
No caigas en vanas justificaciones y alumbra la gruta del temor
con la esplendorosa luz de Lo Inefable...
Atraviesa los muros que se interponen entre tú y el prójimo,
entre lo que se anhela o se rechaza y la unicidad redentora.
Amar restaura la cordura que se creía en el tiempo perdida
por un marasmo de desastres, pérdidas y destrucciones.
Mas el espíritu escapa raudo de la caducidad de lo mundano
alzando el vuelo muy por encima de todo espejismo.
Destapa el ataúd de lo perceptivo... y... ¡Resucita!
La muerte no es posible excepto en torpes apariencias,
pues morir nunca pudo ser la intención de la vida.
Ésta florece, ahora, aquí, siempre, enraizada en lo eterno.
Comparte por tanto la alegría de lo bienaventurado,
la sutileza del espíritu y la fortaleza de lo santo,
y el Amor te colmará ininterrumpidamente
con la plenitud de saberte uno con Dios y con el prójimo.
KHAAM-EL
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