jueves, 24 de agosto de 2017

ENTREGA DE LA PROPIA GUERRA PARA LA PAZ DE ESPÍRITU

   Si sientes que tu vida es un continuo conflicto que te angustia y te desespera, que te enerva, apena e incomoda..., si ya estás harto de estar harto y ansías la paz de espíritu de todo corazón, aun en medio de las más feroces tormentas y desavenencias, te comparto esta entrega de la propia guerra mental para que sólo quede la paz de espíritu que a todo y a todos nos beneficia por igual:

  'Quiero conocerte plenamente ¡Oh, Divina Unicidad! Porque, desde la conflictiva idea personal de mí, es imposible comprenderte. Muéstrame, sí, por temible que a la idea que tengo de mí y del mundo le pueda parecer, que estás en todo y en todos, que eres la quintaesencia de lo percibido sin estar para nada Tu Ser limitado en ello. Rindo al ego pues anhelo profundamente la paz de espíritu ¡oh, Divina Unicidad! Concédemela para que esa idea egoica que he inventado de mí y de los demás sea completamente trascendida, y nunca más le desee a nadie ningún mal por alcanzar un particular bien, y poder ser un verdadero instrumento de Ti. Entonces, ya sin fuerzas para dañar y guerrear por mis vanos sueños, sin fuerzas para tomarme la vida de forma personal y ciega, me convierta en Tu guerrero de paz y fiel servidor; porque, aquí y ahora, renuncio definitivamente a mi guerra, esa guerra insidiosa que sucedía en mi propia casa, en mi alma, en el centro mismo de mi agitada mente. 
   Porque yo era guerra, ¡oh, Divina Unicidad! Reconozco que para volver a la paz he de pelear Tu batalla inmaterial abandonando mi combate material, esa bendita acción liberadora que trasciende todas las guerras del mundo, al extender su esencial bienaventuranza allende la personal idea del bien y el mal que forjé; dejando atrás, para siempre, la justiciera idea de creer que corregir un error es culpabilizar cuando, sin duda, corregir un error es mostrarlo, perdonarlo y desvanecerlo en la plenitud indivisa de Tu Inacabable Amor'. 

KHAAM-EL




El Amor de la Divina Unicidad guía nuestros pasos entre guerras, pesares y tormentas
si de veras dejamos que nos muestre el camino que a Su Plenitud nos conduce
al abandonar nuestra personal y divisora guerra
para que nos colme con Su bendita e infinita Paz de Espíritu.

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