martes, 19 de diciembre de 2017

PLENITUD DE VIDA Y CULMINACIÓN +

   No te atarantes con planes personales surgidos del deseo, la ira o la codicia. Frena los impulsos que surgen de resentimiento o el temor. Sé ecuánime y no te fracciones fraccionándolo todo con los juicios del ego que, en vez de traer concordia, acusan, atacan y segregan. Mantén la esperanza en el presente y verás las señales que a tu alrededor te marcan la senda a seguir. El camino siempre está iluminado aunque sea noche cerrada. Las señales e indicaciones necesarias te acompañan y guían si sabes mirar, puesto que no hay nada separado del Amor de Dios. Todo ya está trazado para tu feliz llegada a la plenitud. Tan sólo has de estar atento y confiado, perseverante e inspirado, y el viaje consuma su destino sin irresolubles inconvenientes ni retrasos innecesarios.

   Vé liviano y no te cargues con memorias de dolor; suéltalas, el pasado ya no está... no lo repitas por llevarlo a cuestas. Camina sin temor. No desconfíes o te perderás por tu propia ansiedad. No tengas tampoco prisa, o te equivocarás y llegarás más tarde que pronto. Ten paciencia. Todas las rutas se funden en una sola ruta si sabes mirar con profundidad. No puede haber ni mejor, ni regular, ni peor, cuando el resultado final es inevitablemente bienaventuranza infinita. No juzgues, por tanto tu senda, y mantente atento a las señales que te acompañan. Todo te irá bien porque ya no te peleas entre supuestos antagonismos. 

  Si no ignoras por más tiempo que el saber del ego es ignorancia, sabrás lo que de veras es saber en este preciso instante y, cuando sabes que tu labor se está cumpliendo, tú mismo, sin la menor duda, eres plenitud de vida y culminación. No te disperses en tu acción amorosa escuchando al miedo y abjura por completo de éste para que únicamente quede el Amor.  
   Queda, por tanto, en paz... Aquieta tu inquietud no enfureciéndote contra su volátil consistencia y no se alimentará de tu ataque. Ahonda. Medita. No te encolerices y lo esencial brillará en medio del espesor de las dudas, trayéndote claridad y certeza. Ama y haz lo que quieras como decía San Agustín, porque es imposible errar o extraviarse cuando hay sincero Amor... Éste es principio y final, comunión sagrada, unicidad bendita, plenitud y vida... un bellísimo himno de alabanza a Dios y Su perfección. Cumple pues tu función. Camina sin miedo hasta el final. Deja que suene a través tuyo la música que Dios Mismo quiere que en ti suene y fúndete finalmente agradecido y feliz en Él... todo conduce a la culminación de tu labor aquí si sabes escuchar las señales que suenan por doquier para mayor gloria de Dios.

   Acepta el presente en toda su honda dimensión, en toda su infraccionable amplitud, en toda su próspera vacuidad de ilusiones... Permanece en el instante. No huyas de tu destino gozoso de unicidad sagrada, por ignorar la plenitud de vida y culminación que en tu corazón palpita siempre ahora, siempre aquí. No te protejas con defensas que te aprisionan y da todo el Amor que eres... ¡Gracias! Sólo hay Amor... sí, toda la vida en Él culmina. Gracias, pues, por ser quien eres. No lo olvides y recuérdale a tu prójimo, desde la plenitud que en tu alma rebosa, quién es junto contigo, y sé libre y feliz dando siempre lo esencial y eterno... ese Amor auténtico de ser feliz con la felicidad del prójimo y de recordársela cuando la olvida al identificarse con quien en lo sustancial no es.  BENDICIONES.

KHAAM-EL




Atraviesa todos los pensamientos caóticos del ego 
y encuentra la Plenitud de Vida en el Perfecto Amor de Dios
que en la paz de tu mente se revela.

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