martes, 24 de julio de 2018

ABANDONAR EL MIEDO ES RECOBRAR LA CORDURA DEL AMOR

   La locura es cerrazón mental, autocomplacencia y personalismo. Locura es cerrar los ojos a la luz, taparse los oídos ante la voz de la plenitud y huir de la salida, prefiriendo (como en el mito de la caverna de Platón) las sombras a la claridad, la pequeñez de una cueva a la amplitud del espacio abierto, la opresiva cárcel a la libertad y antes preferir matar al mensajero de esa libertad que cuestionarse a sí misma si tiene realmente sentido. La locura es la mentira disfrazándose de honestidad, el ansia voraz vestida de etiqueta y disimulada con buenas maneras, el odio cruel aparentando concordia, la lujuria y la codicia agazapadas tras montañas de convenientes caretas a poner en el momento adecuado. Locura es creer que sufrir tiene cabida en la cordura y que separar y dividir puede ser de utilidad; por eso, amigo/a, es importante reconocer la importancia de mantenerse atento de los propios pensamientos para no desvariar perdiéndose entre ellos y poder, así, permanecer ecuánime en el aquí y ahora, libre de cualquier historia personal que uno imaginara formularse. No te defiendas con el sufrimiento, o con la defensa de tu identidad particular, convirtiéndolo en tu tener razón. ¡Es demencial! Si quieres ser feliz no puedes justificar su negación. No te definas más mediante el dolor. ¡Es absurdo! ¡Es ridículo! No fabriques un muro con tus pensamientos particulares o serás tú mismo quien impide y obstaculiza, con ellos, que la luz alboree en tu mente. No desvaríes. Permanece vigilante en tu mente. No has de minusvalorar la inercia de pensamiento que tiendes a seguir... abandona la indolente justificación y aprende a desaprender todo lo hasta ahora aprendido por esa inercia, mediante la implacable criba de todas las ideas que no sean infinita paz y perfecta dicha. Nada que no sea la luz pura del ahora, en toda su bendita e ilimitada alegría, ha de perdurar... despréndete, pues, de la historia que te cuentas acerca de todo incluyéndote a ti mismo en ello. 

   Suponer no es saber y soñar con despertar sigue siendo alguien soñado. Sí, alguien soñado que se piensa soñando que él ha de despertar, alguien percibiendo transitoriedades que toma por realidades, cuando ese alguien supuesto es él mismo ilusorio. No te definas por tus juicios personales creyendo que así puedes ver o entender.  No te hables por tener algo que decir. Silencia tu palabrería de querer silenciarte. Vacíate de tus ayeres, hoy, ahora, siempre. Vive sin mañanas, hoy, ahora, siempre. No te agarres a ilusiones por bellas que parezcan, te fallarán. Especular con futuros te convierte en pasado. Aferrarte a lo que ya no está es como vivir en una tumba. Sal del sepulcro, como Lázaro ante la llamada de la Luz de la Vida y cumple tu función... regresa al Amor, retorna a lo inefable, a lo sustancial, a lo eterno e inmaterial, ¡vuelve a ser feliz! Abandona la locura, abandona el miedo y el apego a la efímera carne, desprendiéndote de tu identificación con las ideas corporales, mentales o astrales. El ego, el yo personal, es una nada pareciendo algo, un inventado cuerpo mental, un fabricante de sueños que derivan finalmente en pesadillas. Lo personal se hunde siempre en la oscura sima de la soledad. Acumular es perder tras la despedida final en el tiempo. Deja de comportarte como un animal disfrazado de palabrería y escondido tras una falsa cordialidad ¡No te cuentes más cuentos! No te dramatices ni te aplaudas los llantos y rabietas. Todos los viejos fueron jóvenes un día y los muertos imaginaron también su vida. Deja de quejarte y de evadirte. Lo pasajero, pasa.

   Permanece consciente de la consciencia. Adéntrate en lo desconocido, en lo sin palabras, en lo inimaginable. El Tao que puede nombrarse no es el verdadero Tao. Fluye. Ve a la salida. La oscuridad es imposible en la luz. ¡Quédate en paz, ahora! Acalla, con rotunda vehemencia consciente, toda esa verborrea conceptual que martillea tu mente. Lo que fue no es; lo que será y ahora no es, no es ni será realmente. No te tomes en serio tus elucubraciones y sé serio en el recto pensar. Medita, ahonda, aplica... date cuenta que nada pasajero puede ser real en su evanescencia y, por tanto, no es posible que traiga nunca verdadera felicidad; permanece, con consciencia, en lo esencial (lo eterno) y vive desde ahí... medita, ahonda, aplica. Ríete de todas las lágrimas, codicias y cóleras, que una vez adoraste, perdónalas, y regresa al Amor.

KHAAM-EL



   Fingir nunca es Ser... y lo que no es, buscando su satisfacción, sufre por esa locura de creer que sabe qué es ser. No seas como un perro rabioso (el ego) devorando huesos (deseos personales) o la insatisfacción te devorará por dentro... suelta tus huesos y vuelve al Amor.





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