En vista de algunos comentarios que se han vertido hace unos días en un foro de facebook poniendo en duda que la expresión liberadora que comparto acerca de la unicidad e infinitud del Ser proviene de lo vivencial, aclaro en dos escritos -ya publicados en su momento-, y para disipar posibles malos entendidos, desde donde brota este compartir que realizo sin personal expectativa día a día. Gracias.
Para el mundo mi nombre es Luis y mientras creí en la historia personal que ese nombre representaba en mi vida, tras unos inicios prometedores en cuanto a la obtención de ciertos deseos, ésta (mi vida) fue tornándose, por una espiral de yerros propiciados por la ceguera del miedo que en lo hondo escuchaba y seguía, cada vez más caótica, insustancial e insostenible; bebía mucho, fumaba más, y me evadía en cuanto podía, de un dolor profundo en el alma que me desesperaba. Tal situación me fue llevando a una depresión en la que todo se me volvió oscuro, deprimente, terriblemente angustioso. Todo aquello por lo que Luis se había esforzado se derrumbaba estrepitosamente. No había un solo deseo mundano que finalmente no me hubiese dejado un sabor amargo; ningún mañana me trajo un hoy en el que hallar verdadero reposo; el pasado se convertía en losa que sepultaba el presente; y ninguna distracción aplacaba la profunda pena que me carcomía por dentro.

Ante semejante panorama no tenía fuerzas ni para matarme, pues llegado a este punto, para mí carecían de sentido tanto la vida como la muerte. Los días se tornaron absurdos y por las noches mi ánimo desgarrado le clamaba a un Dios, que desdeñaba en mi dolor pero que necesitaba en mi confusión, si existía realmente y qué propósito tenía la vida. Oraba, Rendido y fracasado. Atrapado en un callejón sin salida en el que yo solito me había metido. Reconocí que era responsable de todo mi sufrimiento y que nadie tenía la culpa de nada (ni mi ex mujer, ni mis padres, ni educadores escolares, ni traumas infantiles, ni ancestros, ni astrologías, ni mis trabajos anteriores, ni mi desempleo posterior, ni las políticas gubernamentales, ni la economía mundial, ni ninguna excusa que pudiera inventarme)...

... Yo Soy la brisa, la calma y la tempestad. Soy el fuego y el agua, el sol, la luna y los astros. Cumbres y valles. Una flor y su fragancia. Las tierras y los lagos.
Soy música y Soy silencio... comunicación eterna, corazón henchido y senda. Peregrino del alma. Joya y arena.
Yo Soy el arduo camino del espíritu y también su feliz consumación. La llama incombustible de la Vida. La fuente y su desembocadura.
Yo Soy la paciente esperanza en la desolación. El feliz e inolvidable recuerdo de lo aparentemente olvidado.
Alzada hondura insospechada y profunda cúspide del espíritu se manifiestan en mi ámbito inexpresable.
Soy los extensos océanos, las agrestes cordilleras y los cielos abiertos. No hay frontera que me coarte. Mi pensamiento, libre de personalismos, abarca todas las cosas, todos los seres. Y los Ama... ellos me Aman... somos Amor.
Soy aire y Soy vacío... átomos, ondas y luz. Vida eterna y conciencia ilimitada.
Todo lo puedo... mi voluntad unida a lo divino es recia. Tan sólo hay que Amar y todo el universo, toda la creación, se ponen a mi disposición.
Soy el conocimiento que traspasa cualquier significado. La inmutable presencia mutable. Lo indivisible aparentemente dividido. Lo completo y lo fluido. La danza infinita sin ningún origen definible.
Soy arroyo, vergel, desierto y cosecha. Césped y nieve. Animal, mineral y vegetal. Nube, trueno, cielo limpio y rayo.
Yo Soy la transparencia infinita, el espacio sagrado donde suceden las cosas. La Luz sin un atisbo de sombra.
Soy la Palabra Primigenia y su eco. Una bendición inacabable. Lo creado y lo increado. La causa sin causa.
Soy unicidad en comunión con el Santo Hálito dador de vida. Plenitud gozosa. Hijo y amigo, amante y amado, madre y padre. Humilde choza y regio palacio... uno contigo y con todos... Todos somos uno en Yo Soy...
... simplemente, Soy.

Tus intereses son los mismos que los míos, santo prójimo; por oscura o complicada que parezca tu vida, lo esencial es recordar el Amor que ya eres, que ya somos todos, absolutamente todos, en la Santísima Perfección de la Divina Unicidad. No tengas miedo y confía... ten fe. Rinde tu desconfianza y pide la Verdad por encima de todo... el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre. ¿Realmente lo has hecho de corazón?¿Confías? ¡No dudes más! Y entrégate en tu noche oscura para que resplandezca la Luz del renacer en tu esencia pura. Te Amo. Me Amas. Somos Amor. Amén.
KHAAM-EL
Sólo hay Dios...
Pura Divina Unicidad...
tú eres yo, yo soy tú... nosotros somos en Él.
Todo es en esencia y eternidad Amor.
¡Aleluya!
Pura Divina Unicidad...
tú eres yo, yo soy tú... nosotros somos en Él.
Todo es en esencia y eternidad Amor.
¡Aleluya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario